alfonso rubio
COLUMNAS   

Árido Reino


Permanente el fervor, pasajero el desencanto o cautivo de la armonía

Alfonso Rubio, robusto árbol de la cultura, dejó en su devoción por la ciudad un trabajo poético amplio que fue editado por el Museo de Monterrey en 1986.

OPINIÓN

Destinatarios prójimos semejantes con quienes entrar en diálogo

Hay personas que son un referente para entender a Monterrey. Alfonso Rubio -robusto árbol de la cultura- dejó en su devoción por la ciudad un trabajo poético amplio que fue  editado por el Museo de Monterrey en 1986. Rubio, licenciado en derecho, filósofo, catedrático, humanista, conferenciante y consultor internacional, fue un sabio que ejercía amablemente el don del consejo. Deja con sus poemas el entusiasmo que provoca descubrir la armonía y contemplar la belleza, versos de eficacia profunda que nos invitan a habitar mejor al mundo.

Solo después de nuestro amor
comprendo el rito oriental
de esperar ver salir la luna
entre las ramas de los árboles.

(Roces de ala, fragmento, pág. 59)

El remedio preciso

La poesía es una invitación a transformar todo, es poner primaveras en los ojos. Rubio, amable y generoso, nos comparte además en este libro “inédito” (esto lo digo porque el museo fundado en 1977 generalmente publicaba catálogos de sus exposiciones, y en este caso se trataba de la primera vez que editaba un ‘libro’) un capitulo con sus versiones del Cementerio marino de Valéry, además de traducciones de Auden y Raissa Maritain. Acompañan la edición ilustraciones de Basia Batorska. El mismo Rubio describe a su trabajo de la siguiente manera: son mis vivencias emocionadas en gratitud.

Lo que digo es amor. De amor se fía
cada palabra que a tu ser ordeno;
Por amor la libero o encadeno
Y en amor te la entrego, tuya y mía

(Lo que digo es amor,  pág. 15)

Toda historia es futuro

Debemos concebir a nuestra ciudad poéticamente porque la poesía humaniza. Rubio decía que había que disciplinarnos en la esperanza, promover la sabiduría de amor, de colaboración y de servicio, perdurar en ese impulso y en la libertad creadora vivir, pasar sobre las cosas y ordenarlas, disponerse en el silencio cuando sea necesario para captar el rumor de la amada o de lo que amamos, desplegar nuestros sueños. Las aportaciones de Rubio son inmensas en todos sus sentidos; recordarlo como poeta en este homenaje que le hizo el museo es indagar un poco en su vida obra a favor de los demás, su legado nos da nombre y nos ubica como lo que somos luces nuevas que encienden los espacios para ampliarlos.

Cautivo de la armonía,
de la forma y el color
con que te modela el día
discípulo del rigor
de tu sabia geometría
que en la belleza reposa jamás propuse otra cosa
a mi más alta pasión
que la sola perfección
que te circunscribe, rosa

(Cautivo de la armonía, pág. 29)

Leyendo el rostro de las cosas

La ennoblecedora presencia de Alfonso Rubio y Rubio, fue un engranaje más de la maquinaria humanista que ha producido instituciones, ideas proyectos que han ayudado a que Nuevo León esté siempre ascendiendo. Sus poemas son flores son frutos que alimentan este árido paisaje que ha tenido la fortuna y el privilegio de construirse con algo de humanismo. Poniéndolo en la balanza ha equilibrado nuestro progreso.


Antología poética
Alfonso Rubio
Museo de Monterrey
1986