Domingo

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Los sacudiremos

En algún salón empezó el tamtam/tam y fue secundado por cientos de jovenzuelos. El ritmo era el de una canción, entonces en boga, del grupo Queen, «We will rock you».

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Para Carlos Omar Villarreal

Por el año de 1980, en el fraccionamiento Nogalar de San Nicolás de los Garza, funcionaba la escuela secundaria No. 14, José Alvarado Santos, en turno vespertino.

Dos edificios de tres niveles con 12 aulas cada uno, para atender a 750 alumnos, primero, segundo y tercer grado, repartidos en 18 grupos. Sus edades frisaban entre 12 y 15 años.

Cada 40 minutos los maestros de las diversas materias se intercambiaban de aulas, en el cambio de hora, momento aprovechado por algunos adolescentes para un breve relajo, pero por lo general los alumnos no eran problemáticos en cuanto a la disciplina.

José  Guadalupe Chapa y Esteban Limón eran los profesores auxiliares, al pendiente de que no hubiera grupos solos.  Ellos se quedaban mientras llegaba el profesor respectivo.

En algún momento empezó la moda en las escuelas secundarias -cuando los jóvenes estaban solos- de golpear los mesa bancos dando tres percusiones, dos débiles y una fuerte: tamtam/tam, tamtam/tam. Duraba el tiempo que dilataba en llegar el profesor o la profesora.

Una tarde la dirección de la escuela citó a una junta de urgencia a todos el personal docente. Los profesores auxiliares, Chapa y Limón, se quedaron a cargo de los 18 grupos, uno en cada edificio,

En algún salón empezó el tamtam/tam y fue secundado por cientos de jovenzuelos, inclusive por mujercitas. Los auxiliares fueron sacudidos, impotentes para frenarlo, controlaban un piso y el golpeteo iniciaba en otro.

El sonsonete era el de una canción, entonces en boga, del grupo Queen, «We will rock you», “Los sacudiremos”, grabada en 1977. Aunque la autoría es del guitarrista Brian May, evoca cantos tribales de los guerreros de Tanzania, donde pasó su infancia el vocalista de la banda, Freddie Mercury.

La mayoría de los profesores, inclusive los alumnos, desconocían esta canción, pero el ritmo agresivo era contagioso y fácil de  imitar.

La reunión se suspendió y los profesores ayudaron a contener la algarabía. A la hora de entrada del día siguiente solo hubo un severo llamado de atención, pero no pasó a mayores.

La escuela José Alvarado Santos cerró sus puertas desde hace algunos años, por falta de alumnos