ximena peredo el buen entendimiento
COLUMNAS   

Árido Reino


Comentarios elaborados y oportunos ante el buen entendimiento o vociferar nuestro desamparo

Ximena Peredo sabe tender puentes y con estas historias entrañables ilumina y defiende lo indispensable, lo que somos porque eso queremos ser y luchamos.

OPINIÓN

Exorcismo inconcluso

Ximena Peredo al narrar llora sus pesadillas, cosa muy distinta a sus aportaciones a través de su trabajo editorial en el periódico El Norte desde hace veinte años. Pero si observamos bien, si leemos bien, encontraremos una mezcla entre sus pensamientos afortunados que provocan la discusión de temas de género, derechos humanos, ecología , política, ciudadanía, y las historias que en estos dieciséis cuentos forman un libro que se llama El buen entendimiento. Digamos que Peredo siempre se está preguntando por la realidad (aun en la ficción) y aquí su disposición son estas historias ordenadas en un complejo entorno que se llama reflexiones autosuficientes.

Yo encuentro que cada historia tiene otra historia porque  pensar en Patricia Laurent Kullick, en Adriana García Roel, en Cris Villarreal Navarro, en Inés Arredondo en Josephina Nigli, en Elfriede Jelineck, en Dulce María González, que son a quienes están dedicadas los cuentos, es pensar en un conjunto de pensamientos sobre la incertidumbre. Todas ellas encarnan y encarnaron luchas en las que Ximena también ha alzado la voz, y se ha sumado en sus tiempos circunstancias y trincheras, exorcismos inconclusos algunos pero en estado avanzado de triunfo.

Destrabar relaciones imposibles

Hay un puntual amor por una airosa edificación del discurso en Ximena (y eso como lector se agradece). Saber de lo que se está hablando y saber hablar es un distingo en sus editoriales más beneméritos que sufragistas. Hay oficio, pues, con la comunicación y con el lenguaje. Entonces, cada relato es disfrutable, pequeños universos autónomos, gaviotas que revolotean furiosas en espiral y que anidan en la garganta de una mujer. Dos amigas que practican con la inocencia de sus 14 años el coqueteo, y luego la culpa y la resignación, la espera perpetua, los sueños,  la mentira, las ganas de… O el pensamiento en la cabeza de alguien… Todas mujeres, la autora multiplica su mejor versión y nos cuenta, nos entretiene, nos ayuda a comprender, destraba esa relación donde el poder (¿quién tiene el poder?) no se termina de aplicar de la manera justa.

San Jerónimo de Estridón

Dicen que a través de la ficción uno traduce todas las realidades posibles, y perdón que insista en hablar de lo real al hablar de un libro de cuentos. Por más estentórea que identifique a la voz de Ximena, este experimento más personal, más intimo, no deja de ser un retrato de la sociedad que ella critica, denuncia, alaba, promueve para despertar conciencias y tomar los mejores rumbos.

Burbujas de jabón en el infierno

En el cuento titulado «Experiencia celestial», Ximena destila todo el humor negro y la ironía para denunciar el acoso, la denostación y la violencia que sufren las mujeres; en «La Junta» resalta las atrocidades del cinismo empresarial. Quienes conocen el activismo de la autora en la ciudad, sabrán reconocer que no es cuestión de estilo, sino de carácter definitorio. Su voz necesaria, su voz altisonante (en el mejor sentido) nos regala burbujas de jabón en estos infiernos que enfrentamos diariamente. No hay transición, es una misma razón, es una misma idea que siempre lucha por conquistar la verdad.

Hay apariciones que anuncian lo que somos

Conversar con nuestros fantasmas es en cierta medida saber quiénes somos, así veo que se resuelven las historias. Trascender la cotidianidad para instalarse en la literatura (como bien apunta Víctor Barrera Enderle en la cuarta de forros) .

Todas nuestras posturas literarias deben estar al servicio de la humanidad. Suena grandilocuente, lo es. No nos aparecimos para asustar a nadie, nos aparecieron, hay un eco, una inercia que nos conecta. Peredo sabe tender puentes y con estas historias entrañables ilumina y defiende lo indispensable, lo que somos porque eso queremos ser y luchamos. Algunos lo llaman equidad de género, otros igualdad, porque desde la literatura también se propone, también se denuncia. Algunos lo llaman placer de la lectura, o recuerdos entrañables, algunos lo llaman oficio de vivir, algunos «entendimiento».


Ximena Peredo
El buen entendimiento
UANL
2009