duende bubulín

Juan Carlos Abara Halabi: Entre los Polivoces, Bubulín y Rigo Tovar

Abara no sólo encarnó al famoso personaje infantil de los años setenta. También fue director artístico y compositor e incluso creó el tema del Mundial de México 86. En entrevista hace un repaso de estos momentos cruciales en su trayectoria.

Músico, compositor, productor, autor de El Modesto que Gordolfo Gelatino covereó, creador de El Duende Bubulín, director artístico de Rigo Tovar y autor de los temas del Mundial de Futbol México 86, entre otros viajes musicales, Juan Carlos Abara hoy produce la incubadora de talento Cantadísimo. Una tarde en su estudio La Fábrica de Éxitos conversa sobre su infancia, el sinuoso camino musical, los géneros populares actuales, el streaming y el drama autoral.

«Los perdidos«

Descendiente de palestinos nacidos en Chile, Abara es oriundo de un pueblo boscoso llamado Pucón, en la cordillera de Los Andes, donde creció entre un lago, la música y la poesía. “La música me viene de familia, por el lado de mi mamá, ella tocaba el piano. Y por el lado de mi papá son muy poéticos, mis tíos siempre recitaban poesía en las noches de invierno del sur de Chile que llueve todo el tiempo. Mi tío Abraham se ponía a leer alrededor de la estufa de leña poemas de García Lorca, Pablo Neruda, Gabriela Mistral. Cuando cumplí once años me fui con mi prima a pasear al lago en el bote de unos amigos. Al regresar a la casa, mi papá me dice: “Tu tío te quiere matar. Que te llevaste a la Moni al lago, que cómo es posible que se hayan ido solos”. No pasó nada, pero me imaginé que nos condenaban por haber ido al lago y hacer algo más. Escribí un poema que se llama «Los perdidos». Y esa fue mi primera canción, porque luego le puse una melodía. En ese tiempo no sabía tocar guitarra, tarareaba las canciones. Componía de oreja. Aprendí a tocar la guitarra a los dieciséis años, tengo la facilidad de hacer melodías. Pasó el tiempo y en 1969 estaba grabando un disco y me hacía falta un tema, encontré la libreta donde tenía escrito el poema, me acordé de la melodía, le hice unos arreglos y lo grabé. Se volvió un éxito en Chile, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, donde gané el premio Tumi de Oro”.

«El Modesto» Gordolfo Gelatino 

Vine a México por la canción «El Modesto». Un día que hacía mucho calor me lavé la cara y al mirarme al espejo dije “ay, qué feo estoy”. En el fondo todos nos sentimos galanes aunque estemos feos. Abrí un diccionario y empecé a escribir frases. Y así salió. La grabé de cotorreo para mostrársela al Director Artístico de RCA Victor, Roberto Inglez. Le gustó tanto que hicimos el disco Anoche fui a una fiesta con el Modesto Juan Carlos. Fue un éxito instantáneo, un trancazo en Chile. En México, Los Polivoces hicieron el cóver de «El Modesto Gordolfo Gelatino»: “Soy tan hermoso ya lo ven, soy tan precioso yo lo sé…”. Me llamaron para venir a grabar un disco. Y ese era mi sueño. Yo me sabía todas las canciones mexicanas, mi escuela musical fue la mexicana y los tangos. Porque en todo el sur de Chile la música mexicana es como si fuera de allí. Ahorita hay festivales y estaciones de mariachi. En Pucón existe la estación Radio Mexicana”.

Nace un duende

“Con las regalías de «El Modesto» puse un café cantante donde me presentaba, pero me las veía tan negras que a mis hijos Alejandro y Juan Carlos sólo pude regalarles canciones cuando nacieron. Una noche, el Presidente de RCA Louis Couttolenc y Chucho Ferrer fueron a cenar a la casa, y por sugerencia de mi esposa les canté las canciones infantiles. Couttolenc se entusiasmó muchísimo y me dijo que las grabara. Me ayudaron Chucho Ferrer y José Alfredo Jiménez, a quien conocí cuando llegué a México y me pasaba lana y me invitaba a comer. Fui su secre. Grabamos el disco y quedó muy bien. Y me dice el señor Couttolenc, ¿y qué personaje lo va a cantar? Y me acordé de las leyendas que se contaban en mi casa en Chile: un duende. Se me ocurrió el traje con el detalle de las babuchas árabes que representaron Las Mil y Una Noches. El casco era la era espacial, porque recién el hombre había llegado a la luna. Los audífonos eran las telecomunicaciones y los satélites. Que usara lentes y estuviera gordito para que todos se identificaran con él.

Pasé una semana pensando el nombre, lo primero que hacen los niños es balbucear, bu, bu. Y me imaginé el sonido de una campana al final, tin, pero suave al oído: Bubulín. El Duende Bubulín. En RCA les gustó tanto el disco que me pidieron otro. Chucho Ferrer musicalizaba todo y yo producía. Grabábamos todo con 40 músicos en el estudio. Gracias al Güero Huesca llegué a Multimedios Monterrey para hacer un programa de televisión de Bubulín. En esa época también las pasaba muy mal, tenía un taller mecánico, cantaba en las noches en bares, un drama. Hicimos el piloto y a los quince días me llamaron, que Galletas Marsa y Chicles Totito nos patrocinarían. Ahí empezó el programa. Abrían las puertas de Multimedios y ponía un televisor porque la mayoría del público no cabía en el estudio. Afuera la gente se juntaba para ver el programa y se hacía una kermés”. 

México 86, el mundo unido por un balón

“Un día de 1984 me habla Jaime Almeida y me dice, nos vemos en Televisa. Me llevó a la oficina de El Tigre Azcárraga y estaba con el señor Cañedo. Dicen que usted hace canciones, me dijo Don Emilio. Tenemos varias canciones para el Mundial de Futbol que no nos gustan. ¿Usted puede hacernos algo? Pero rápido. Y que me sale: “Ven a bordar conmigo un sarape alegre que tenga los colores de tu país…”. Oiga, está muy bonita pero es usted muy poeta. Yo necesito algo así para levantarnos. Hágala para que la gente vibre y también haga la de El Pique. Bueno: “México 86, México 86, el mundo unido por un balón…”.

Antes había un orgullo de la canción, un mensaje del país, ahora no porque todo está globalizado. Se las llevé y le gustaron. Al señor Cañedo se le ocurrió el logotipo del mundial a partir de “el mundo unido por un balón”. Pues dile a estos pendejos que se lo imaginen y lo hagan, le dijo Azcárraga. Oiga, me dice, ¿cuánto me va a cobrar? Le cobré 100 mil pesos por cada canción. No me gusta discutir, dijo, le voy a dar un millón de pesos por cada canción, pero no me pida más”.

“Nadie ha llenado el Santa Catarina como Rigo, ni el papa”

 “Jaime Almeida me invitó a trabajar como director artístico cuando Televisa compró Discos Melody. Se compró Fonovisa y empezamos a desarrollar artistas para la televisión porque ese era el negocio de Azcárraga. Él quería defender el idioma español, se le ocurrió meter la música mexicana en Estados Unidos. Ahí empezamos a meter a Los Tigres del Norte y a Los Bukis. El 90 por ciento del Billboard en español eran artistas de Fonovisa.

Yo tenía que controlar todas las grabaciones. Me tocó grabar y producir a Rigo Tovar, Bronco y Banda El Recodo. Nos íbamos a la casa de Germán Lizárraga en Mazatlán y nos poníamos a escuchar hasta 300 canciones para elegir 10 o 12. Grabó una canción mía, “No me dejes nunca nunca”, y me fue muy bien de regalías, con ese dinero compre la casa y puse el estudio de grabación.

De todos ellos, Rigo era el más popular. Grabamos muchas cosas, lo último fue un disco en Los Ángeles con La Banda Toro. En esa versión de El Testamento, en el puente musical de pronto me dedica una línea : Ándale, Compadre Carlos Abara, te dejo… Es un icono. Era un fenómeno. Nadie ha llenado el Santa Catarina como él, ni el papa. Era un muy buen hombre. Tenía el toque de los ídolos. Yo creo que por ser tan buena gente se perdió. Cuando lo conocí todavía podía ver algo. Trabajó de soldador y no se protegió la vista. Poco a poco fue perdiendo la visión. Además, tuvo una pena muy grande, su hermano murió en el terremoto del 85 y eso lo descontroló. Mucha gente abusó de él económicamente. Mucho de todo. Estaba muy acelerado, le teníamos que poner una pastilla para dormir en el café o el agua. Le gustaba mucho salir de damiselas. Decían que era muy desafinado, pero tenía el feelin que pocos tienen. Le corregíamos detalles muy notorios, pero él era Rigo, no le podías cambiar las cosas. Y al final tenía razón. Tengo muy buen recuerdo de él”. 

Reggaetón, música sin melodía y sin poesía 

“Creo que siempre ha habido dos músicas: la buena y la mala. Lo que siento que se ha perdido desde los ochenta es la melodía y la poesía. La tecnología ayuda muchísimo, con un aparato puedes simular ciertos instrumentos. Pero si analizas la diferencia de la música antes y después de los ochenta, se ha ido perdiendo la melodía. No me preocupa que hagan la música con sintetizador o con la oreja, cantando o chiflando. Pero qué pasa. Ahora  está de moda el reggaetón, un ritmo muy bueno. Lo oyes y se te antoja mover el bote. El problema es que tiene ciertas letras muy ofensivas para la mujer. Después ha ido cambiando, se dieron cuenta de que no podían estar pidiéndole el cu el cu el cu a cada rato a las muchachas.

Hay buenas cosas. Lo malo es que muchos raperos y reguetoneros, con todo respeto, no son cantantes. No son artistas, son inventados. Ese es el problema grave de la industria. Ahora un cuate bien parecido, con un buen padrino, hace unos videos impresionantes y se convierte en ídolo. La culpa no es de los reguetoneros, ellos están en su negocio. Ni de la disquera. La culpa para mí es de los medios que promueven mala música”.

Producción y dirección vs. la música

“La dirección y la producción improvisadas han demeritado la calidad de la música. Antes, el director artístico buscaba el talento y lo desarrollaba. Ya que tenía la voz le buscaba la canción adecuada. Luego le buscaba un concepto, un sonido. Con Lupita D’Alessio no pasaba nada. Hasta que a alguien de Orfeón se le ocurrió que grabara canciones en contra de los hombres. Luego fue Paquita la del Barrio, con otro concepto. Esos eran directores artísticos. Ahora me cuentan que el director les pide un demo con el concepto, cuando antes él era quien tenía que desarrollarlo. Además del toque para saber elegir una canción, debe lograr que el artista esté a gusto y grabe lo que siente. Si no lo siente, no lo trasmite. Enrique Iglesias no me latió cuando me enviaron un caset. Me dijeron que lo escuchara con cariño porque era hijo de Julio y amigo. Sí, pero no canta…”.

El disco y las plataformas musicales

“El cambio del mercado empezó con la piratería y el consumidor tenía mucha razón. Cuando me tocaba producir, yo trataba de buscar diez o doce canciones que fueran lados A, éxitos. Eso se fue perdiendo. Antes escuchabas un disco o un cd y de diez canciones había ocho muy buenas o más. Y salían tres, cuatro sencillos de un disco. Y qué pasó. Empezaron a fallar los directores artísticos, grabaron y grabaron, y resulta que en un disco había un tema bueno y el resto era paja. La gente dijo no, mejor me hago un compilado con los piratas que te venden de pocas tuercas. También está la situación económica. En las zonas más deprimidas es donde hay más piratería. En Estados Unidos se siguen vendiendo muchos discos físicamente hablando.

Por otro lado, ahora la Red te ayuda a vender, aunque no es lo mismo. Antes para un disco de oro tenías que vender 100 mil discos, ahora lo dan por 25 mil. Las plataformas musicales son buenas, pero lo que se paga al autor es muy poco. La música se difunde, pero como autor no me sirven 300 pesos de Spotify. Le sirve al intérprete, el show  es lo que deja el dinero, ya no se venden discos. Pero el autor es el más desprotegido. Es la base de la canción y solo cobra una vez cuando sale el disco. El artista gana con los shows, lo cual es correcto, con tres o cuatro temas que peguen se hace famoso y vive toda la vida cantando en todas partes. Le dura el negocio.

Creo que este cambio cultural ha empobrecido a la música, pero la tiene que enriquecer. Se van a tener que negociar mejores tarifas para los autores. Actualmente cobran el 8% pro rateado entre todos los autores del disco, si se vende y se ejecuta públicamente. Si no se venden discos físicos, tampoco cobran. Se ha pensado que los intérpretes le den una parte de sus presentaciones al autor, sería justo, repartir la utilidad porque eres como parte del grupo”.

El Retorno de Bubulín y Cantadísimo

“En 2006 hicimos un programa de homenaje a Bubulín en Monterrey. Iba a durar dos horas y duró cuatro y media. Mucha gente en la calle con sus hijos disfrazados. Alguien me preguntó si había visto a Bubulín en internet, no tenía idea de la cantidad de páginas, entonces mi hijo Alex tuvo la idea de sacar un disco con canciones nuevas. Así surgió el disco con «Canto a la Tierra» y «Bicicleta». Ahorita el Duende prepara una obra de teatro. Y sigo grabando en mi estudio rock, boleros, mariachi, balada, banda, reguetón, al son que nos toquen”. 


Rogelio Garza en Twitter: @rogeliogarzap