israel cavazos
COLUMNAS   

Árido Reino


Pavor divino: Añadir el nombre de Monterrey a nuestro apellido, o la cosecha fue abundante

La labor que realizó Israel Cavazos como cronista de la ciudad de Monterrey y como historiador fue meticulosa, abundante y generosa. No podía faltar una antología de poemas dedicados a Monterrey, publicada en 1996.

OPINIÓN

Ofrenda

La labor que realizó Israel Cavazos como cronista de la ciudad de Monterrey y como historiador fue meticulosa, abundante y generosa. Por supuesto que no podía faltar (para celebrar el cuarto centenario de la ciudad en 1996 como ya hemos visto que pasó en ese entonces) una antología de poemas dedicados a Monterrey. Y, por supuesto, quién mejor que él para compilarlos. De los cincuenta poemas reunidos en el presente volumen al menos doce fueron escritos por poetas foráneos; los demás fueron realizados por bardos del estado. La recopilación contiene  50 poemas.

Crónica poetizada

La magia del cronista une a la dispersión y la búsqueda pasó por periódicos y revistas antiguos como El Restaurador de la Libertad de tiempos de Vidaurri, La Revista de Desiderio Lagrange, el diario católico La Defensa, La Voz de Nuevo León, que data del gobierno de Bernardo Reyes. Estos, entre otros, fueron revisados para obtener un verdadero documento histórico.

Hombres y calles, nombres de calles y mujeres que no callan…

Múltiples son los aspectos que inspiran a los poetas: La fundación misma de la ciudad, sus calles, el cabrito, y, por supuesto, las montañas. Las voces de José Peón y Contreras, Irene Gómez Reyna, Guillermo Prieto, Manuel José Othón, Nemesio García Naranjo,  Yadira Urroz Castillo, Alfonso Reyes, Felipe Guerra Castro, Miguel N. Lira, Hernán Salinas Cantú, Juan de Dios Peza, Olivia Sánchez de Griffard, Celedonio Junco de la Vega, entre otros, cantan y cuentan a la Sultana:

Que entre  naranjos y cañas,
Sin pompas falsas y extrañas
Y con ángeles por grey,
Dios puso entre sus montañas
Un nuevo Edén: ¡Monterrey!

(Juan de Dios Peza, «Adiós a Monterrey», escrito en su visita a la ciudad en 1889)

Contempladas de cerca, repentino
asombro se apodera de la mente
y en los nervios y músculos se siente
circular el pavor de lo divino. (…)

Y allá sobre las cumbres de granito
las águilas indianas siempre alertas
bajo el dosel azul del infinito

guardando están de nuestro honor las puertas
al ultraje cerradas y al delito,
a la esperanza y al amor abiertas 

(Manuel José Othón, «Montañas épicas», escrito en su visita en 1906, invitado por Bernardo Reyes a las conmemoraciones del centenario de Juárez)

Ardor de chimeneas encendidas

Observar el desarrollo de una ciudad a través de la poesía que se escribe sobre ella es un buen ejercicio espiritual. Las crónicas poetizadas dan cuenta de la evolución del paisaje y del pensamiento. Nuestros sentimientos también evolucionan y engrandecen el honor de pertenecer a la estirpe regia a la que estos hombres y mujeres observadores nunca le han dejado de cantar. Seamos escuchas de nuestra evolución, y que la poesía nos siga guiando


Monterrey en la poesía
(50 poemas dedicados a la ciudad compilados por su cronista Israel Cavazos Garza)

Contribución a las conmemoraciones de su IV centenario
R. Ayuntamiento de Monterrey
Escuela Municipal de Verano
1995