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Bibiana Camacho: “A veces digo cosas sin sutileza alguna”

Los libros de Bibiana Camacho nos transportan a mundos insólitos y extravagantes, donde dominan los miedos y la desconfianza. La escritora chilanga responde el cuestionario Proust de La Zona Sucia

Los libros de Bibiana Camacho nos transportan a mundos insólitos y extravagantes, donde dominan los miedos y la desconfianza. ¿Cómo sobreviven sus personajes? Las historias de su obra tienen algo en común: sorprenden. Caminan al límite del abismo. Nos trasladan siempre a algo extraño y muestran las consecuencias brutales de los actos humanos. El equilibrio se rompe y prevalecen las emociones viscerales. Es una narradora que sabe cautivar y arrastra al lector a escenarios donde realidad y ficción coexisten en fronteras nebulosas. ¿Cuántas cosas misteriosas ocurren a nuestro alrededor que nos afectan y no podemos hacer nada?

La escritora chilanga ha sido mención honorífica en el Premio Bellas Artes Juan Rulfo de Primera Novela 2007. Finalista Premio Antoin Artaud 2010 por Tras las huellas de mi olvido. (Almadía). No se pueden perder La sonámbula (Almadía, 2013) y Lobo (Almadía, 2017). Jaulas vacías (Almadía, 2019) es su libro más reciente.

¿Qué detalle de la vida cotidiana es lo que más te irrita?

La aglomeraciones, la gente, que me saluden, presentaciones de libros, encuentros de escritores. Gente, pues, gente cretina.

Por el contrario, ¿qué detalle de la vida cotidiana es el que te hace más feliz?

Ver algo hermoso, una flor en medio del asfalto, un perro con rostro peculiar, una nube con personalidad, una mujer extraña, un hombre oscuro. La belleza en donde sea, incluso y sobre todo en lo siniestro.

¿Cuál es tu mejor momento del día?

Cuando leo, bailo o encuaderno.

¿Cuál es tu mayor miedo?

No poder hacer lo que disfruto: leer, bailar, escribir, beber alcohol, fumar mota, comer rico, estar con quien amo.

 ¿Cuál consideras que es tu gran defecto?

Decir cosas, sin sutileza alguna, que nadie me pregunta, además.

 ¿Qué es lo que más valoran de ti tus amigos?

Como no sabía qué responder, acabo de preguntar y me dicen “tu sentido del humor, aunque seas una amargada”.

 ¿Qué cosa te desagrada más de la gente que te rodea?

La falta de elegancia, no en el vestir, ¡eh! Hablo de la elegancia de existir.

 ¿A qué persona viva y muerta admiras?

Muerta a Marguerite Duras. Viva a Joyce Carol Oates.

 ¿Cuál es tu mayor extravagancia?

Salir a media noche a comprar galletas y vino descalza.

¿Cuál ha sido tu mayor mentira?

Fingir que no existo. De niña andaba tratando de no hacer ruido para que no me regañaran y aprovechaba para escuchar pláticas, hurgar en cajones, robar cosas y enterarme de secretos. Mi mayor mentira siempre ha sido hacer como que no me entero de nada.

 ¿Te asomas al espejo y qué ves?

Una mujer borracha, a veces, cruda, otras desvelada; en ocasiones sonriente, pacheca, sorprendida.

 ¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?

El humor negro.

¿Y en una mujer?

El humor negro.

¿Cuál es tu color favorito?

Morado, verde, negro.

 ¿Qué foto tuya no colgarías en casa?

Todas. En realidad no colgaría una sola foto mía en casa.

 ¿Qué palabras o frases usas con demasiada frecuencia?

No tengo idea, no lo he leído, no sé, no me acuerdo.

¿Cuál ha sido el momento más glorioso de tu vida?

Aún no lo sé, aunque tengo varios candidatos.

 ¿Qué talento te gustaría tener?

Leer la mente de las personas que me cruzo por la calle, en el momento justo en el que me las topo.

 ¿Qué cambiarías de ti?

La complacencia conmigo misma.

 ¿Cuál ha sido tu mayor fracaso?

No haberme inventado un dios personal, no tener una oración propia; pero ahí la llevo. Quizá lo logré.

 ¿Si pudieras reencarnar en una persona o cosa, ¿qué serías?

Una persona mutante que un día tuviera una apariencia y otro día otra; que un día fuera de tez clara y otras oscura, que me crecieran extremidades de más que luego desaparecieran. Alguien con dos cabezas, un día; y sin cabeza al otro. Y ser caníbal.

 ¿Qué lugar te gustaría conocer?

Un lugar tranquilo donde la gente ha sido feliz al menos una vez.

 ¿Cuál es tu posesión más preciada?

No lo poseo, pero lo que más aprecio es mi nahual.

 ¿Qué es para ti lo más profundo de la miseria?

Ser invisible, que nadie te vea, te escuche, te abrace, te tome en cuenta, te sostenga, te demuestre que importas.

 ¿Cuál es tu ocupación preferida?

Leer, observar y escuchar.

 ¿Cuál es tu comida favorita?

Una torta de frijoles refritos con plátano macho, especialidad del abuelo cuando iba en la primaria. Muchos me ofrecían sus lunchs a cambio de la torta deliciosa.

¿Cuál es la comida que más odias?

Ninguna.

 ¿Quiénes son los escritores que admiras?

Admiro a muchos y mi lista está en constante transformación, eso tiene que ver más conmigo que con los escritores que admiro y descubro. Algunos ejemplos: María Luisa Bombal, Jean Rhys, Marguerite Duras, Kobo Abe, Amparo Dávila, Ryu Murakami, Mariana Enríquez, las hermanas Bronte y un largo etcétera.

 ¿Cuál es tu banda, cantante o grupo musical preferido?

Adoro a Franz Liszt y a Shostakovich, grandes compositores y borrachos profesionales.

 ¿Con qué figura histórica te identificas más?

Con ninguna. La historia miente. 

 ¿A qué personaje famoso te gustaría conocer y qué le dirías?

Odio a los personajes famosos.

 ¿De qué es lo que más te arrepientes?  

De no haber dicho “no” a muchas situaciones que me disgustaban, desde el principio y de manera definitiva.

 ¿Te gusta algún deporte? ¿A qué equipo le vas?

No le voy a ningún equipo. No me gusta ver deportes, me da mucho sueño. En todo caso, me encanta la bici, los patines, el volleyball y, en la primaria, hasta estuve en la selección mixta de football, ganamos varios partidos.

 ¿Cuál es tu mayor adicción?

Bailar, libros, el alcohol, el chocolate, el amor, la belleza.

 ¿Cómo te gustaría morir?

Sin aviso de ningún tipo.

 ¿Cuál considerarías que es tu lema?

Que la gente haga lo que se le pegue la gana y la haga feliz, sin preocuparse por prejuicios o el qué dirán.