#Proust – Gerardo Galarza: «La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe”

Gerardo Galarza es reportero desde 1971. Trabajó en la revista Proceso entre 1978 y 2000, desde auxiliar de Redacción a codirector. Hoy contesta el cuestionario Proust de La Zona Sucia.

Gerardo Galarza (1956) es reportero desde 1971. Egresado de la carrera de periodismo de la UNAM. Trabajó en la revista Proceso entre 1978 y 2000, desde auxiliar de Redacción a codirector. Fue director de la agencia Apro (1996-2000); coordinador editorial de Notimex (2001); coordinador de Información en El Universal (2002-2006); director editorial adjunto en Excélsior (2006-2018). Colaborador de noticiarios de radio y televisión y medios digitales.

“No es fácil hacer periodismo, hay mucha competencia, buena competencia y sobre todo vivimos en un mundo de redes sociales donde se cree que cualquiera puede ser periodista, pero no es así. No creo en el periodismo como una ciencia, sino como un oficio que se necesita aprender a hacer bien”.

¿Qué detalle de la vida cotidiana es lo que más te irrita?

El agandalle, en cualquier circunstancia.

Por el contrario, ¿qué detalle de la vida cotidiana es el que te hace más feliz?

El respeto a los demás; la cortesía.

¿Cuál es tu mejor momento del día?

Las horas de lectura o escritura.

¿Cuál es tu mayor miedo?

Cualquier mal para los míos.

¿Cuál consideras que es tu gran defecto?

La inseguridad y la ira.

¿Qué es lo que más valoran de ti tus amigos?

Creo que mi plática.

¿Qué cosa te desagrada más de la gente que te rodea?

La impuntualidad.

¿A qué persona viva y muerta admiras?

Viva: A mis hijas y sus maridos por su lucha diaria por la vida. Muerta: Julio Scherer García.

¿Cuál es tu mayor extravagancia?

Comer sándwiches de galletas marías con frijoles fríos y chipotle.

¿Cuál ha sido tu mayor mentira?

¿Cómo? Ejem… ¿podría repetir la pregunta? Como cantaba Nicola di Bari, me he embrollado con muchas mentiras; algunas debí decírselas a Sonia Morales para convencerla de que yo le convenía, y me creyó. Y aquí seguimos.

¿Te asomas al espejo y qué ves?

Fealdad.

¿Cuál es la cualidad que te gusta en un hombre?

La inteligencia.

¿Y en una mujer?

La inteligencia.

¿Cuál es tu color favorito?

El azul celeste.

¿Qué foto tuya no colgarías en tu casa?

Una con el presidente José López Portillo en su oficina en Palacio Nacional.

¿Qué palabras o frases usas con demasiada frecuencia?

¡No me jodas! ¡No chingues! Esto es muy sencillo. ¡No le pienses, chíngale!

¿Cuál ha sido el momento más glorioso de tu vida?

El gol que anoté, a los trece años, a la filial de las fuerzas básicas del Atlas de Guadalajara. El único del juego. Hoy creo que fue como anotar uno en la final de una Copa del Mundo o pegar en jonrón en la Serie Mundial, en pleno estadio de los Yanquis. Claro, mi gol no apareció en el Esto ni en el Ovaciones ni en ningún periódico, pero de que lo anoté, lo anoté y ganamos.

¿Qué talento te gustaría tener?

El musical.

¿Qué cambiarías de ti?

¡Uf, un chingo de cosas! ¿Una? Mi dispersión.

¿Cuál ha sido tu mayor fracaso?

Muchos, pero afortunadamente no encuentro uno mayor. Es probable que lo haya, pero no me afectó.

Si pudieras reencarnar en una persona o cosa, ¿qué serías?

Músico: pianista o guitarrista. Sin duda: rock star.

¿Qué lugar te gustaría conocer?

Ystad, Suecia; Roma y Atenas.

¿Cuál es tu posesión más preciada?

Tres fotografías: Una con Joan Manuel Serrat y Sonia Morales; otra con el doctor Salvador Nava, y una más con Julio Scherer García, Vicente Leñero y Gabriel García Márquez (los cuatro ya medio borrachos).

¿Qué es para ti lo más profundo de la miseria?

El hambre.

¿Cuál es tu ocupación favorita?

Hacer periódicos (impresos, por supuesto).

¿Cuál es tu comida preferida?

Los frijoles, las paellas de Sonia Morales y de Paco Ortiz Pinchetti y las quesadillas de chicharrón prensado.

¿Cuál es la comida que más odias?

Cualquiera que contenga epazote.

¿Quiénes son los escritores que admiras?

Muchos, todos, todos. Los reduzco arbitraria y lamentablemente a quienes compraba y compro en cuanto publican o publicaban:  Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Vicente Leñero, Gustavo Sainz, José Agustín, la Elena Garro de Recuerdos del porvenir, Sherwood Anderson, E.L. Doctorow, Carson McCullers,  Raymond Carver, John Fante, Leonardo Padura, Bernhard Schlink, Henning Mankell, Arturo Pérez Reverte, Javier Marías, Javier Cercas, Claudia Piñeiro, Eduardo Sacheri, Antonio Ortuño, Juan Pablo Villalobos, Enrique Serna, y dos poetas: por supuesto Antonio Plaza, a quien hasta hace algunas décadas se recitaba en las cantinas mexicanas, y José Emilio Pacheco.

¿Cuál es tu banda, cantante o grupo musical preferido?

Otra vez: todos. De la “A” de Antonio Aguilar a la “Z” de Zucchero.  Si hay qué escoger con límites: José Alfredo Jiménez, Joan Manuel Serrat,  Joaquín Sabina, Juan Gabriel; Creedence Clearwater Revival y también Mike Laure y sus Cometas. 

¿Con qué figura histórica te identificas más?

Nunca me lo había planteado. No sé. Quizás con Wiston Churchill… porque desayunaba con whisky.

¿A qué personaje famoso te gustaría conocer y que le dirías?

Ya lo conocí: Rubén “El Púas” Olivares y le dije: ¡Campeón!

¿De qué es lo que más te arrepientes?

De colgar el teléfono cuando ya había marcado el número de mi madre, media hora o una hora antes de su muerte, para atender una entrevista periodística.

¿Te gusta algún deporte? ¿A qué equipo le vas?

Futbol y beisbol. Pumas (¡Goya!) e Indios de Cleveland (¡Go!).

¿Cuál es tu mayor adicción?

Fue el tabaco (con consecuencias), la lectura (también con consecuencias) y el buen vino, que es el que se bebe de los amigos.

¿Cómo te gustaría morir?

En mi cama, leyendo; en chinga, sin molestar a nadie.

¿Cuál consideras que es tu lema?

 “No hay crudo que no sea humilde ni pendejo sin portafolio” (sé quien fue el autor de la frase y a quienes se refería). Ya en serio: “La libertad no consiste en hacer lo que se quiere, sino en hacer lo que se debe”.