nuevo leon brujula solar
COLUMNAS   

Árido Reino


El afán de codicia y rudeza de una austera y apagada vil tristeza, o un paraje que asombra de tanta sombra

El que antologa puede leer y hasta puede leer más, pero en ningún caso lee por los demás. Ese es el problema que tuvo la antología Nuevo León brújula solar seleccionada por Minerva Margarita Villarreal en 1994.

OPINIÓN

Fungir o fingir

En 1994 el Conaculta emprendió un proyecto mayúsculo: Sistematizar el conocimiento de la literatura mexicana con antologías rigurosas que reunieran lo mejor de la producción literaria de todos los estados. Entonces se creó la Colección Letras de la República, y con este surgiría una nueva aportación a las antologías hechas anteriormente a los poetas del estado: incluir un estudio crítico, tarea que se le encomendó a Minerva Margarita Villarreal. El resultado fue una revisión de la poesía escrita por 27 autores entre 1876 y 1992.

Anatomía y miopía

La sentencia se hizo desde la primera línea: descalificar, «criticar sin herir es imposible», advertía la antóloga, y entonces en las primeras 95 paginas empezaba, para la mayoría de los autores seleccionados, un calvario, un ataque disfrazado de observaciones técnicas, una especie de rudeza innecesaria que lastimó y fracturó desde entonces al entorno poético del estado, Minerva más allá de la crítica actuó de manera agresiva: Empezó con esta queja:

“Algunos poetas antologados quizá nacieron viejos, se ajustaron a una moral o a un tono de tardío romanticismo y bajo esa perspectiva escriben. O su obra tiene un peso inversamente proporcional al halo de la figura pública que encarnan. En un estado donde no se lee poesía, es fácil confundir al estereotipo con la esencia, porque lo que se espera se espera de la persona y no de sus poemas”.

 Y terminó con esta:

«Pero en materia de arte, ni las relaciones ni los contactos pesan y en el colador del tiempo las figuras que pasaron por poetas se diluyen».

Después fue cruel con sus opiniones personales para con la obra de los antologados, en ellas maltrató, minimizó y denostó a “sus” autores ya fuera en grupo o individualmente:

Sobre  Khatarsis y Aplodionis los grupos fundadores de la poesía contemporánea del estado:

Hubo una generación de inteligentes poetas jóvenes que hoy brilla por su ausencia, Ellos encarnaron la idea de que para ser había que salirse. Apoyados por Reyes y Paz y fueron a la capital y lejos de afirmarse , prácticamente renunciaron a la poesía.”

“Es una generación cuyos miembros señalan una y otra vez que antes que asumirse escritores, antes que pensarse poetas eran amigos, un grupo de íntimos amigos. Construyen así su escudo de defensa y resguardo que los inmoviliza en la medida en que caen en la autocomplacencia.”

En los casos de Jorge Cantú de la Garza, Miguel Covarrubias Carmen Alardín y Gabriel Zaid no hay declives formales, lo cual no quiere decir que siempre la poesía se materialice.

Sobre la poesía de Sergio Cordero:

*Falta decir, materializar el canto, contagiar.

* Las palabras, en la segunda parte del libro, no siempre constituyen versos afortunados, no siempre reúnen la fuerza inherente en que intención y tensión se funden.

Sobre la poesía de Leticia Herrera:

*Esto de entrada crea un desbalance que en un principio, por la novedad del juego poético, resulta seductor; pero a la larga cuando la experiencia “visceral” se vuelve formula, no permite una renovación en el lenguaje ni mucho menos en el estilo.

*Se estaciona en una “existencialidad” que repite la retórica feminista pródiga en exaltar la terminología de la genitalidad, el tono sensiblero y autocomplaciente contrario a explorar las posibilidades del artificio literario.

*Ni el tono ni las imágenes despegan para lograr que un tiempo muerto resucite en el presente texto por medio del canto o el lamento.

*Más que una visión del mundo, la poesía de este libro enarbola un manifiesto libertario que, como toda bandera política, deja ver sus debilidades a medida que el mundo sigue girando.

Sobre la poesía de Humberto Salazar:

*Salazar da un paso en falso o mejor dicho se abstiene de darlo hacia la poesía: Si en»De aquí no me muevo» la poesía fue convocada, esta no se dejó sentir.

*Hay descuidos graves en el ritmo y la lógica interna de los textos.

*Los títulos de varios poemas son sugestivos e invitan al lector, lo seducen, pero los contenidos quedan en estado de latencia.

*En algún punto del poema se confunde la intención, se toma vaga, se evade y con esto la fuerza expresiva se pierde.

Sobre la poesía de Margarito Cuéllar:

* Se sacude en abalanzadas y repentinas caídas: las alas de su ingenio oscilan entre la elucubración, el aleteo ligero y sobrio y el elusivo fácil aterrizaje.

*Es notoria la ausencia de autocritica.

*Salvo escasos poemas, se escoge lo menos logrado y esto denota debilidad, es decir una falta de brújula poética.

Sobre la poesía de Alfonso Reyes Martínez:

*Ha tendido a desgajarse por la ausencia de un trabajo de precisión en el lenguaje, por falta de continuidad y concreción.

*La imposibilidad de arriesgar en el lenguaje-que se traduce en repetición de palabras de un texto a otro, en un afán  de continuidad más que en el reinicio de un aliento- ha estacionado y limitado hasta ahora su voz poética.

Sobre la poesía de Jorge Cantú de la Garza:

*Juega desde la inteligencia y la frialdad, pero juega a quemarse, a sitiar al fuego de la pasión, a desangelarse de él.

*A veces, sí, de tan escépticos los versos, de tan pulcros es difícil encontrar la mancha de la poesía.

*En la poesía de Jorge Cantú de la Garza la misoginia alcanza con el dardo a la mujer hasta eliminarla.

Sobre la poesía de Carmen Alardín:

*El erotismo de Alardín es al rojo vivo, pero sin mostrar sangre sugiere y presenta con sutileza sin que la noticia amedrente.

Sobre la poesía de Horacio Salazar Ortiz:

*Atina en el filo de su irregularidad. En la mayor parte de sus poemas  prevalece un tono sensiblero que se endulza hasta el empalago con un lenguaje  predominantemente decimonónico.

*Recorre toda suerte de pasiones, la más acentuada es la pasión por las adolescentes.

Sobre la poesía de Miguel Covarrubias:

*No siempre pero la palabra de Miguel Covarrubias o tiende a difuminarse o apunta en el tino de la ironía y el sarcasmo, o se enciende o se apaga. En síntesis posee la cualidad de las luciérnagas. La vemos y no la vemos.

*Hay textos que se diluyen en la idea, como si obedeciera a una visión tan depurada que la palabra se va adelgazando hasta perderse, de ahí que haya poemas que no cierran.

Sobre la poesía de Gabriel Zaid:

*La carencia de imágenes en Zaid  limitan la potencialidad poética.

*Los conceptos sin desmantelar, fijos: tiempo, libertad, silencio, olvido etcétera sin posibilidades de vida material a través de una imagen empobrecen la circunstancia del poema.

Sobre la poesía de Andrés Huerta:

*Los poemas están así sin retocar hechos por un hombre que escribe un verso como colocar un bloque, sin que esto sea sinónimo de edificación, más bien se trata apenas de una edificación que resguarda.

Sobre la poesía de Gloria Collado:

*La pasión es sofocada, el amor muere o sobrevive desvirtuado, el sentimiento se aletarga y la palabra sufre las mismas consecuencias.

*Por desgracia si el vértigo de lo hermenéutico irradia luminosidad, esta no abunda en la poética de esta autora; es prácticamente imposible que haya destellos en una poesía que parece depender más del accidente donde ocurren la casualidad y estar de ganas.

*El dialogo se  iniciado en un principio se torna un monólogo reiterativo, adolescente y hasta cierto punto histérico.

* Se puede decir que su visión poética es un descalabro.

Sobre la poesía de Pedro Garfias:

*El equilibro que en cuanto libro tienen sus obras editadas se desbalancea.

*Quizás el deterioro de los últimos años tuvo consecuencia también sobre su obra.

*Garfias en esa enfermedad corrosiva del destierro padecida sobre todo en sus últimos años, perdió en obra lo que ganó en leyenda.

Sobre la poesía de Alfonso Junco:

*Un tono sensiblero y un discurso manido y decimonónico hacen que se resienta el grueso de su obra.

Sobre la poesía de Rafael Lozano:

*Su visión es  exterior, su poesía descriptiva, su vocabulario repetitivo.

*Recrea sin jugársela, sin hacer que intervenga al condensado de la creación.

*La producción de Rafael Lozano es imprecisa.

Sobre la poesía de Felipe Guerra Castro:

*La poesía de Felipe Guerra castro padece de fragilidad.

*Se queda en el camino a pesar de su constancia y oficio.

*No tiene la originalidad a la cual se llega a través de la búsqueda.

Sobre la poesía de Celedonio Junco de la Vega:

*La poesía escasamente acude a su llamado.

*Apresa el oficio en la medida y el asombro infantil en el humorismo dicharachero.

*Su juguetería crepuscular descansa ante la imposibilidad del riesgo.

Una brújula descompuesta desorienta

En sus juicios sobre la obra de “sus” autores siempre hay un pero, después de eso increíblemente selecciona 160 poemas (supongo con la intención de exhibirlos y mostrarlos como autores malogrados y medianos y no como lo que son, dignos representantes de la tradición poética de Nuevo León).

Mientras que anteriores antologías proponían formas y modos de selección, innovando y facilitando el estudio y la conformación de iniciadores y generaciones, así como señalando sus aportes, en Nuevo León Brújula Solar no se agrega nada para distinguir a la poesía nuevoleonesa (acaso crueldad), tampoco les exige nada a los autores, si acaso voltear hacia arriba para mirar a ver a quien flaco favor les hace humillándolos y se erige como juez y  parte, (por los juicios emitidos sobre mas de a mitad de sus seleccionados, esos 16 autores simplemente no deberían haber aparecido en la antología, no deberían haber sido seleccionados, así de fácil). Aunque las antologías no son cuestión de favores, a mi parecer la menos favorecida fue la seleccionadora al perder credibilidad ante sus severos juicios no apropiados para una antología. No sé qué impacto tuvo en su momento este libro, o si hubo reclamos o enemistades personales, lo cierto es que si además a este trabajo le agregas una bibliografía de los autores no antologados (páginas 363 a la 368), la cosa no puede ser más que un desastre. Si la intención fue minimizar la poesía de Nuevo León (ya que la colección estaba formada por un libro antológico de poesía y otro de narrativa de cada estado) tristemente, lamentablemente, lo logró. Pero hay que aclarar algo: el que antologa puede leer y hasta puede leer más, pero en ningún caso lee por los demás. Desterrar méritos u originalidades obedece a la lectura de Minerva. Si alguien puede leer  a partir de eso o a pesar de eso un panorama para formar su propio juicio, perfecto. Yo como lector les hago más caso a los textos seleccionados que a lo que se dice sobre los textos y sobre los autores.

Cervantes, poeta menor

Una antología es un documento histórico ya que constituye una muestra selectiva de una realidad actual en formación y a su vez estos ejercicios son determinantes en su interpretación para elaborar un canon que incida en el desarrollo poético posterior. Si descalificas tu propia selección, usando una máscara de sapiencia técnica con recursos más propios de algún indefinido amarillismo periodístico, la cosa no solo pierde valor, se anula.

Una  lectura sesgada, una lectura donde hay conflicto de intereses, es una mala lectura, punto. La seleccionadora no dio la oportunidad de titular problemática a la antología. Como suele pasar por los pormenores de una inclusión o una exclusión, ni siquiera se aprecia la vulgarización de una militancia estética, otro de los peros que siempre encontraremos en las antologías. No hay tampoco una propuesta o tentación canónica. Si entendemos que aun con autores desaparecidos las antologías siempre se están moviendo (con sumas y restas) debido a los lectores, las antologías eso sí, deben expresar el carácter de una época, más que reflejar la calidad estética de esa misma época. Una reactivación de la memoria, siempre necesaria para entender en sus autores (no en lo que se dice de ellos, insisto) sino en lo que ellos nos dicen, a la poesía que se intenta y que se da en por estos territorios soleados.


Nuevo León brújula solar
Poesía (1876-1992)
Minerva Margarita Villarreal (selección, estudio preliminar y notas)
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
(Colección letras de la república)
1994

1 comentario en «El afán de codicia y rudeza de una austera y apagada vil tristeza, o un paraje que asombra de tanta sombra»

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