Sin Yolanda

Al poco rato de ingerir la pastilla, el dolor de mi brazo, al fin, comenzó ceder. Me dedique a sobarme el remo cucho con las tripas laceradas mientras me dirigía al negocio de mamá Lucha por un seis de caguamitas. Sobre ellos iba cuando a los pies de un poste de luz escuché quejidos…