COLUMNAS   

Árido Reino


La generosidad ordenada verificando el destino de los fondos, o el espíritu de la comunidad cuyos méritos nadie niega

Dentro de la abundante bibliografía que se editó en 1996 con motivo de los 400 años de la ciudad, no podía faltar un libro dedicado a los valores, la educación y el trabajo del regiomontano.

OPINIÓN

Dame una M, dame una O, dame una N, dame una T, dame una E, dame una R, dame otra R, dame otra E, dame una Y…  ¿Qué dice?

No sé si en otras ciudades insistan mucho en distinguirse como emprendedores, como una comunidad pujante. En Monterrey sí, y aprovechando que la ciudad cumplía sus primeros 400 años no podía faltar entre los muchos libros que se publicaron, en ese año y con ese pretexto, uno que hablara y distinguiera los valores de los regiomontanos, y como estos han contribuido al desarrollo económico y social en el avance de nuestro país. Así que, convocados por el Tecnológico de Monterrey, diez personajes, entre empresarios, políticos, rectores de universidades y economistas, abordaron en sus textos el amor a la familia, el apego al trabajo, el deseo de superación económica y espiritual. El resultado fue un libro titulado Antología sobre los valores, educación y trabajo del regiomontano.

Enfatizar los rasgos de conducta

El concepto de lo que conocemos como valores tiene distintas acepciones. Varios colaboradores presentan algunas, mientras Marcia E. Campos considera que los valores son creencias que tienen los individuos sobre todo lo que los rodea. María Elena Chapa los distingue como ideas que revelan la orientación e intensidad del sentido asignado a algo en función del esfuerzo realizado para el logro deseado. En otra de las visiones, la de Juan Gerardo Garza, los valores tienen que ver con el compromiso y con las tradiciones, pero es José María Infante quién aporta el mejor texto del libro ya que presenta varias definiciones al mismo tiempo que las distingue. En las ciencias sociales el valor aparece en la economía y se asocia con precio y a veces con costo; en los estudios culturales indica que valores se refiere a ideales imaginarios de un grupo, a las normas que los miembros del grupo siguen como reglas de comportamiento esperadas y a los bienes materiales que crean o producen quienes pertenecen a esa cultura; en sociología el valor se asocia a los intereses, lo cual remite a complejas construcciones psicosociales, dado que los intereses responden a posiciones o estatus ocupados por un individuo, junto con un sistema de creencias compartido culturalmente.

Una idea llamada el regiomontano

La conclusión es que no puede atribuírsele al habitante de Monterrey valores de manera colectiva generalizada. Hacerlo es un intento de poner orden a ideas hipotéticas con las que siempre hemos lidiado los de aquí. El lugar común es que valoramos el trabajo, y sin embargo a la idea del trabajo se contrapone la del tiempo libre. Entonces, ¿que hacen los regiomontanos con su tiempo libre? Resulta que ven televisión y/o visitan a sus amigos, como cualquier habitante del planeta; es decir, como todo el mundo.

¿Opiniones sin valor?

Las opiniones de los políticos vertidas en este libro no aportan mucho. Felipe de Jesús Cantú, en ese entonces diputado y después alcalde de Monterrey, presentó un texto que en resumen serían promesas de campaña, con conceptos como crear empleos y nuevos polos de desarrollo, y una queja sobre el manejo del presupuesto dedicado en educación. No entraré en detalles, pero su administración no es muy bien recordada, y sus intentos por llegar a la gubernatura simplemente no han tenido éxito. Jacoba Niembro, otra política con afiliación panista, presenta una interesante encuesta sobre los valores en el trabajo y hace un cuestionamiento que pasó desaparcibido en esa época. Una palabra rara en ese entonces: equidad. María Elena Chapa hace mención a personajes como Fray Servando y Alfonso Reyes, lo cual hubiéramos entendido en el texto de Alfonso Rangel Guerra que se dedicó  a hablar de la productividad a partir de un texto de Dollero. Rangel, invitado a todo, considerado por méritos propios para hablar de estos temas, no “valoró” ni el sentido celebratorio del libro ni la importancia del tema y entregó un texto poco productivo.

Tacaños 

Edgardo Reyes Salcido, aborda el caduco tema de la tacañería de los regiomontanos: los “codos”, los “cuentas separadas”, los “reyes de la austeridad”, que tienen argumentos como para demostrar que ese dispendio es para lo constructivo, para la colaboración y a la solidaridad. Por otra parte Carlos Bravo Arnello no es nada tacaño en sus ideas y expone ampliamente en su texto sobre valores y retos en la educación de Nuevo León tres conceptos de cultura: la administrativa la del desarrollo y la de la negociación, sus dimensiones y sus consecuencias.

Los ideales se distinguen de las ilusiones

Sin duda el valor de este libro recae en las ideas de los personajes convocados, independientemente de lo que abordaron respecto al tema. Antología sobre los valores fue un libro necesario en la época en que celebramos a Monterrey porque las ideas sobre el territorio y sus habitantes giran en torno a ese concepto. A mi me parece que desmitifica y al leerlo uno entiende ese espejo en el que se ve o no reflejado. Es un libro generacional  y al que se le veía más con nostalgia de lo que nos forjó. No aparecen voces de personajes jóvenes de ningún ámbito que hicieran contrapeso, pero eso es un buen indicador para entender que los regiomontanos hemos superado muchísimos clichés.


Antología sobre los valores, educación y trabajo del regiomontano
ITESM
1996