Gorilas en la niebla

Tengo gripe

Los índices de contaminación ambiental en Monterrey están alcanzando niveles verdaderamente terribles. A pesar de ello, no se cuenta con campañas eficaces ni anunciadas por parte de las autoridades.

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OPINIÓN

En los últimos días, somos muchos los que hemos podido decir esta frase en Monterrey: «tengo gripe». En algunos casos se trata efectivamente de gripe. En otros, ni se sabe, porque la va llevando uno como puede, con remedios de todo tipo, y al final no supimos ni de que estábamos enfermos.

Lo que sí queda clarísimo es que los índices de contaminación ambiental en Monterrey están alcanzando niveles verdaderamente terribles. Eso se deja ver en las fotografías panorámicas, se observa a simple vista en las tardes, y se constata en las notas de los informativos de la televisión y los periódicos.

A pesar de ello, no se cuenta con campañas eficaces ni anunciadas por parte de las autoridades responsables. Y tampoco se cuenta con organizaciones civiles que estén al frente de esta lucha inminente y urgente.

O sea, discutimos las cuestiones relacionadas costo del transporte, con los impuestos vehiculares, el costo de la licencia de conducir, pero no sabemos de qué modo enfrentar socialmente el problema de la contaminación. Damos por hecho que Ternium está en regla, que Cemex está en orden, que las pedreras están en protocolo, y no tenemos capacidad ni métodos para analizar sus operaciones, medir sus estragos y establecer exigencias.

Así, no podemos ni siquiera quejarnos, porque no entendemos las dimensiones del problema, ni sabemos quiénes son los protagonistas. Y lo mas grave es que ni siquiera tenemos la metodología para identificar los casos precisos.

Lo que se deriva de todo ello es la persistencia de la impunidad. O sea, que las grandes empresas que generan contaminación en Monterrey seguirán haciéndolo porque el Gobierno estatal no se los impide, el Gobierno Federal está ocupado en otros temas, y la sociedad civil ni siquiera se da cuenta de las dimensiones del asunto.

Es urgente que la ciudadanía tome cartas en el asunto, y que comencemos a mover las manos para exigir soluciones de parte de las autoridades y el sector empresarial. 
La calidad del aire es tan importante para nuestra vida como la calidad de la alimentación y la calidad del agua. De momento, no tenemos garantizada ninguna de las tres. Y otra cosa, en muchos de los casos la frase «tengo gripe» no se refiere a la gripe.