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«Shock Waves»: ¿Isla desierta con zombies nazis? ¡Vamos!

Es sorprendente que el mini género de nazis zombies ha existido de una forma u otra desde la década de los cuarenta, pero hay muy pocas películas dentro de este nicho en particular que tengan la capacidad de asustar. Una excepción a esta generalización es esta película de Ken Wiederhorn.

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shock waves

OPINIÓN

Antes de volverse tan pop, la idea de los zombies nazis era realmente terrorífica, y entronca con esa idea magnética de los esbirros de Hitler como locos estudiosos de las artes ocultistas. 

Dudes, sólo el enfoque de un zombie nazi evoca imágenes llenas de temor y una sensación de terror casi abrumadora. Ahora, es sorprendente que éste mini subgénero ha existido de una forma u otra desde la década de 1940, pero hay muy pocas películas dentro de este nicho en particular que tengan la capacidad de asustar. De hecho, muchos consideran que la mayoría de estas películas son de tan mala calidad que son difíciles de entender, y mucho menos admirar. Una excepción a esta generalización es Shock Waves (1977) del director Ken Wiederhorn, una película que logra impresionar en varios niveles a pesar de tener escaso presupuesto. 

La premisa de este filme es bastante básica: un grupo de turistas naufraga en una isla con un ex oficial de las SS y éste esconde un secreto aterrador. El guión mejora esta configuración simple al presentar a los antagonistas de la película en una secuencia previa a los créditos. El prólogo (que utiliza una narración contra una foto fija de soldados nazis) nos da una sensación de precisión histórica que ayuda a establecer un contexto para la amenaza principal de la imagen. El narrador explica que durante la Segunda Guerra Mundial, los científicos nazis, obsesionados con lo sobrenatural, crearon un escuadrón de súper soldados con una capacidad inhumana de matar conocido como el Cuerpo de la Muerte. Ni más ni menos. 

La película va lenta a medida que aparecen personajes y luego se dibujan en arquetipos, ya saben: el posible héroe, el malhumorado capitán de mar (un perro clásico), el turista que se queja de todo como priísta, etcétera. Sin embargo el ritmo pronto se acelera, ya que una serie de incidentes extraños que involucran anomalías climáticas y barcos fantasmas abandonan la fiesta en lo que parece ser una isla desierta. A partir de ahí la película se convierte en una historia de supervivencia, secreto y nuestros amados muertos vivientes.

La película alcanza un cierto nivel de distinción gracias a la presencia de dos de los actores favoritos del género, Peter Cushing y John Carradine. Los dudes dejan actuaciones de calidad a pesar del tiempo de pantalla limitado (en los extras del DVD -no se burlen-  Wiederhorn explica que solo podía pagar a cada actor durante cuatro días, lo que hace que esto sea algo cosmprensible). El talento para la caracterización da profundidad a los roles que, en circunstancias normales, no serían más que meros cameos. Su casting convierte a Shock Waves en una producción con clase, y sin duda fue vital a la hora de generar interés en la película.

A pesar del hecho de que el subgénero aún persiste, esta cinta sigue siendo el estándar contra el cual se miden todas las películas de Nazi Zombies. Gran parte de esto se puede atribuir a los inolvidables muertos vivientes de la película, pero la capacidad de Wiederhorn para construir una característica ajustada y de aspecto profesional prácticamente sin dinero, también merece una parte justa del crédito por el atractivo de culto de la película. Amigos y amigas, compren mucha chatarra, cervezas y cualquier sustancia que los ponga OK, es un filme 100 por ciento disfrutable para este mes del amor.  

Best

La atmósfera pesadillesca y el aspecto de los zombies.