Gorilas en la niebla

Dos celulares

Hay gente que jamás modifica su celular, ni lo expande, ni lo adapta a nada, simplemente lo compra y lo usa. Pero por otra parte hay gente inquieta, inteligente o hábil, que puede hacer casi de cualquier teléfono un portento tecnológico.

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OPINIÓN

No es lindo ese momento en el que alguien tiene a bien robarte tu teléfono. Y la razón es que eso que solemos llamar teléfonos no son simplemente un teléfono, sino una auténtica oficina de trabajo, que cada quien equipa, actualiza y complementa hasta convertirla en un instrumento no sólo personalizado, sino en ocasiones único. 

Esto lo digo porque la sumatoria de apps es radicalmente distinta si se trata de un deportista, un médico, un detective o un diseñador. Cada quien configura el teléfono a su manera, y digamos que construye o arma su terminal de acuerdo a sus necesidades o su capacidad.

Es asombroso, pero hay gente que jamás modifica su celular, ni lo expande, ni lo adapta a nada, simplemente lo compra y lo usa. Punto. Pero por otra parte hay gente inquieta, inteligente o hábil, que puede hacer casi de cualquier teléfono un portento tecnológico.

Y ese es quizás el daño mayor que causa una persona que se roba un celular. Si se trata de un teléfono tonto, que no ha sido modificado por su dueño, ni mejorado, pues da lo mismo. Se compra otro y ya. No hay daño.

Pero si se trata de un teléfono equipado para acciones muy específicas, por ejemplo medición de calorías, manejo de equipos de iluminación, escritura de partituras o diseño arquitectónico, la cosa es punto más que terrible. Primero, porque los ladrones por lo general son unos imbéciles, y segundo porque aun si fueran gente con cierta destreza (muy dudoso) no podrían sacarle provecho si no conocen el terreno en cuestión. 

De modo que, de todo ello derivo un consejo muy sencillo: todos los que nos movilizamos dentro del ámbito creativo o profesional deberíamos tener cuando menos dos teléfonos. Uno totalmente equipado y en casa, de donde no saldrá nunca. Y otro, básico y sin nada valioso encima en términos de inteligencia artificial. Ese lo usaremos para hacer y recibir llamadas, y obviamente para salir a la calle.