Gorilas en la niebla

Eternamente vigilados

Cada que instalamos apps ponemos a su disposición nuestra historia, nuestra intimidad y nuestros gustos, criterios y pensamientos. Para Internet no hay secretos.

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OPINIÓN

Cada que instalamos apps ponemos a su disposición nuestra historia, nuestra intimidad y nuestros gustos, criterios y pensamientos. Para Internet no hay secretos.

Por: Gabriel Contreras

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The Selfie, after Harry Willson Watrous // Ilustración: Mike Licht – Flickr (CC BY 2.0)

Todos nos hemos quejado alguna vez de que nuestro teléfono nos espía. Y claro, ya vimos numerosos testimonios de ello, por supuesto a través de la red, y lo denunciamos vía redes sociales.

Sin embargo, jamás denunciamos que todo ese espionaje se ejerce bajo nuestro claro, firme y decidido conocimiento. Naturalmente así es, obvio.

Todo el día y todos los días instalamos y desinstalamos apps, y cada vez que lo hacemos aceptamos que ese software penetre en nuestros archivos sonoros, gráfico e incluso numéricos. Así, ponemos a su disposición nuestra historia, nuestra intimidad y nuestros gustos, criterios y pensamientos. Para Internet no hay secretos.

Por eso todos los que se quejan de ser espiados mienten y se equivocan.

El gran negocio de Facebook, Instagram y Google somos nosotros, nuestros datos, nuestro perfil. Y como no podemos resistirnos a ello, lo mejor será acostumbrarnos a vivir eternamente vigilados.