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Musique de merde


«Rompan todo»: ¿Quién cuenta el rock?

El documental de Netflix cuenta la historia del rock en Latinoamérica desde la industria, desde los que han estado bajo el reflector más grande. Así, es preciso decir que solo se trata de una historia dentro de la historia.

OPINIÓN

En toda historia es importante saber quién y desde dónde es contada, eso nos puede ayudar a entender enfoques y perspectivas. El documental de Netflix Rompan todo cuenta la historia del rock en Latinoamérica, pero desde la industria, desde los que han estado bajo el reflector más grande. No los que han sido importantes para su desarrollo, sino los que forman parte de una élite que muestra el mejor rostro de la industria. Entonces, contada desde ahí es preciso decir que solo se trata de una historia dentro de la historia. 

Me llama la atención cómo hacen parecer que durante la década de los sesenta y setenta no pasó nada en México, que todo ocurrió en Argentina y nada más. Y al hablar de nuestro país solo se habla de Avándaro pero no de las bandas. Me pregunto si es omisión o es que en realidad el rock argentino por esa época era mucho más importante que el mexicano. Hay una realidad: mientras ellos cantaban sus propias letras, en un lenguaje que entendieran todos, aquí se seguía cantando en inglés. Interesante si tomamos en cuenta que el rock cantado en español comenzó en México.

El documental por momentos parece ser la historia del rock argentino. Es poco balanceado. Los tres primeros capítulos prácticamente son sobre Argentina, hasta el quinto se habla un poco más de las bandas mexicanas y el sexto regresa a Argentina. Se menciona mucho la situación política de México, pero poco sobre las bandas. Sin embargo, sí se extienden mucho más en el desarrollo del rock argentino.

Y si pensamos que es poco lo que hablan de México, imaginen lo que hablan de Uruguay, Colombia, Perú, y muchos países más. De hecho, el no mencionar al resto de países es invisibilizar y negar su historia musical porque este documental lo han subtitulado “La historia del rock en América Latina”, lo cual deja entrever que si en ella no te mencionan entonces no existes. De esa manera están haciendo invisibles las escenas de muchos países que no figuran.

Por eso no podemos comprar eso de que es “La historia del rock en América Latina”. No porque no estén los grupos que nos gustan o nos parecen importantes, sino porque en ella se están omitiendo muchas escenas rockeras. Supongo que no les han parecido importantes porque no fueron relevantes a nivel comercial. Entonces, ¿si no es una historia de éxito no existe?

Países como Panamá, Costa Rica, Ecuador, Venezuela, Bolivia tienen su propia historia y claro que es importante para ellos, pero para la industria latinoamericana no existe. Esto es porque quienes cuentan este documental es la voz de los que forman el “club del rock latinoamericano”, un grupo al que solo pertenecen unos cuantos, aunque no sean rockeros. Es la voz de la industria, pero como dije antes: es una historia dentro de la historia. 

Es importante que exista y que se exponga este documental porque de esa manera se abre la discusión, una discusión que se ha tardado mucho y que va con retraso: la discusión sobre el rock latinoamericano y sus diferentes historias. Por eso me llama la atención que no aparezca ningún periodista musical durante toda la serie, si en Latinoamérica hay una cantidad considerable que ellos, quienes han dedicado tiempo a documentar y analizar esta música. Hacen falta esas otras voces que seguramente aportarían mucho. 

Desde luego que es un documental muy entretenido y será ideal para quien no tiene ningún propósito de entender de dónde viene y cómo nace esta música en el continente, sino entretenerse. Es normal, es un trabajo para Netflix y tiene el fin de entretener, no el de ser un documento académico. Pero sí debería preocuparnos que esta se pueda entender como “La historia oficial”, la única que existe, porque no lo es.

En un continente en el que históricamente la historia oficial ha sido contada a conveniencia, es imposible, por su naturaleza, que el rock tenga una “historia oficial”, sino muchas historias. Y cada una dependerá de quién cuenta el rock.