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Troker: La riqueza de la imperfección

Dice la frase que «nadie es profeta en su tierra”, pero en su natal Guadalajara siguen haciendo germinar su semilla musical para México y otras partes del mundo. En entrevista, Troker comenta sobre su más reciente álbum, Imperfecto.

Aseguran que “nadie es profeta en su tierra”, pero en su natal Guadalajara siguen haciendo germinar su semilla musical para México y otras partes del mundo. Esta vez apuestan por Imperfecto, álbum concretado mediante la plataforma de donaciones Kickstarter. Se trata de un compendio de diez canciones que, sin apartarse de su faceta instrumental, experimentan por primera vez con la voz en el caso de One thousand million eyes con la cantante Renee Mooi y en Coyote con Freedom Bremner. En entrevista desde Guadalajara, Samo González y Diego Franco ostentan su nuevo lanzamiento.

Me llamó la atención títulos de canciones: «Ofelia», «Vampiro», «Nahual». Yo lo veo como temas separados…

Samo: Siempre nos han gustado los nombres cortos raros; es cuando son de diferentes palabras como diferentes temas. Siempre creemos que hay un hilo conductor. Esta vez es la primera que tenemos temas con voz, nunca había sucedido con el grupo y en esos ahondamos en cosas importantes para nosotros como «One thousand million eyes». Esa es un llamado a la igualdad, a la humanidad, a vernos a los ojos como iguales; no importa los colores de piel y las clases sociales, solo que somos humanos y no hay que mirar arriba o abajo. Tenemos otra canción llamada «Coyote» cantada por Freedom Bremner, una banda de Nueva York que admiramos y hablamos de todo lo que sucede en Centroamérica, de gente que se tiene que mover y emigrar a otros lados.

¿A qué les remite lo “imperfecto”?

Samo: Nos dimos cuenta que el arte es imperfecto, las personas, la vida, la música. Nosotros aceptamos que dejamos errores, accidentes afortunados donde dejamos tomas, la riqueza orgánica y la imperfección del disco.

¿A pesar de toda su proyección internacional quieren seguir radicando en Guadalajara?

Samo: Nos gusta mucho Guadalajara y tenemos muchos amigos que tienen que irse a otras ciudades, pero a nosotros nos ha funcionado muy bien; comemos muy rico, disfrutamos mucho la ciudad y tenemos la fortuna que cuando viajamos nos conectan desde acá. Está el dicho que “nadie es profeta en su tierra”, pero a nosotros nos va super bien y eso hace que nos quedemos.

¿Nunca han pensado en emigrar a la Ciudad de México?

Samo: No. Nos gusta mucho el público allá, pero la calidad de vida y el ritmo es diferente.

¿Cómo hicieron el conecte con el Festival de Glastonbury en 2014? Yo sé que hay mucha información en internet, pero quiero saberlo de ustedes mismos.

Samo: Varios grupos han ido, como la Maldita Vecindad en los noventa. Otros no han estado en cartel y la historia interesante es que hemos estado dos veces en los escenarios principales. No quito merito a lo otro. Pero en 2011 se dio en Medellín, estuvimos en una rueda de negocios llamada Circular para tocar ante programadores de festivales y entre ellos estaba uno de Glastonbury.

Estaban en el momento exacto…

Samo: Lo convencimos con música; les llamó mucho la atención. Al otro año no hubo festival porque seguían las olimpiadas en Londres y nos quedamos con la incertidumbre por más de dos años hasta que recibimos el mail formal con la invitación.

¿Por qué seguir apostando la música instrumental en una era en la que la lírica se esfuerza más en hablar de temas provocadores?

Diego: Yo creo que así fue la naturaleza del grupo, hacer una banda instrumental. Nos han dicho muchísimas veces que porque no tenemos un cantante, pero nos ha gustado así y ha sido nuestra bandera. En otros países otras bandas logran hacer carreras exitosas desde la música instrumental. Sabemos que está más atrás toda esa parte que lo que esté diciendo la lírica. Nosotros como banda creemos que la música no tiene barreras; la música es la que habla por sí sola. Hemos tocado en escenarios de Europa, Inglaterra, Portugal. Tenemos «One thousand million eyes» y es la respuesta. Estamos en la necesidad de un discurso vocal y damos pauta a eso.

¿Por qué entonces cantar en inglés?

Diego: Hemos viajado mucho a Estados Unidos, vamos a Canadá y a nosotros nos interesa llevar a México. Hemos trabajado en lo regional y nos interesaba darle música a ellos, ambos van pensados para que sea universal y que la gente lo entienda a través de estas dos canciones. No estamos cerrados a nada, hemos hecho duetos en lenguas indígenas. Nos invitaron a hacer una residencia en una escuela de música en Oaxaca; nos quedamos una semana, dimos charlas, elaboración de instrumentos y al final grabamos una canción de nuestro segundo disco llamada «Chapala Blues». La montamos con la Orquesta de la sierra de Oaxaca y la tocamos afuera de Palacio de Bellas Artes.

¿Por qué recurrieron a Kickstarter?

Diego: Toda la música tiene gastos, siempre tenemos nuestros ahorros. Hay que administrar bien nuestros recursos, acercarnos a dependencias de gobierno y fans para hacer los proyectos porque es complicado. Pedimos 180 mil pesos y llegamos a la meta del “Trokertón”, y aparte el disco tiene recursos del gobierno del Estado, de la Secretaria de Cultura. Ésta es la primera vez que lo hacemos con el público, pero nos acercarnos a la  Universidad de Guadalajara, amigos. Siempre buscamos un sonido de calidad, pero la idea era lograr un objetivo.

Se dice que el talento está sobrevalorado…

La disciplina es importante. Somos aferrados para poder lograr objetivos e ir por ellos. Hemos encontrado el punto de equilibrio para trabajar de forma contundente. Está cambiando la industria y la autogestión de bandas como la nuestra es lo que somos; tenemos un gran equipo.

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