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COLUMNAS   

Musique de merde


Un año sucio

La Zona Sucia se ha convertido en un espacio para publicar el tipo de contenidos que no tienen oportunidad en los medios tradicionales; información que otros dirían que no es relevante y sin embargo termina siendo compartida por muchos.

OPINIÓN

Hace un año, José Juan Zapata y yo comenzamos esta aventura llamada La Zona Sucia. No es un cliché sino una realidad: desde un inicio se trató de aventurarse a escribir sobre música largo y tendido; hacer periodismo musical con el rigor de la profesión y escribir textos que transmitieran, cuestionaran y difundieran la pasión por ésta, las artes y las ideas. Las cosas se dieron rápido, nos bastaron solo tres días para decidir levantar la página y hacer el diseño base, trabajo de Zapata, y los contenidos comenzaron a llegar. Lo único que hicimos fue invitar a otros, de corazón, a compartir información.

En tiempos de la información rápida, del click y la inmediatez, nosotros apostamos por lo atemporal, por el contenido más allá del encabezado, creyendo que aún hay mucha gente a quienes sí les gusta leer textos más extensos y bien escritos, además manteniendo la idea firme de que hay personas, y no pocas, que sí quieren leer sobre discos, música, arte, libros y más contenidos de este tipo.

Nuestra sorpresa ha sido grata porque no solo hemos encontrado lectores sino cómplices de esta moneda lanzada al aire; desde colaboradores reconocidos a nivel nacional que se han sumado al proyecto, hasta quienes publican por primera vez. Algunos han llegado solo de paso, otros se han quedado más tiempo y otros se han sumado a un proyecto que hacemos por convicción, por amor a lo que nos gusta.

La Zona Sucia se ha convertido en un espacio para publicar el tipo de contenidos que no tienen oportunidad en los medios tradicionales; información que otros dirían que no es relevante y sin embargo termina siendo compartida por muchos. Hemos aprendido que las tendencias no son únicas, que hay muchas otras formas de hacer, decir y escribir las cosas y que también hay un público interesado en esas otras formas.

Ante las posibilidades que ofrecen las redes sociales, donde todos pueden tener una página y llamarla “medio”, hemos apostado a la calidad como diferencia y a la diversidad de información como fondo, teniendo siempre muy presentes las bases del periodismo. No ha sido fácil, pues por momentos se pueden ver otras publicaciones que con un meme ganan mucho tráfico, pero sí una constante que nos mantiene erguidos en nuestra idea original de crear textos e información que no sea inmediata, por una simple y sencilla razón: la música y las artes no son inmediatas, y las que se abrazan a tendencias tienden a desaparecer pasado un tiempo.

Nos ha hecho creer que somos lectores de encabezados, que no nos gustan los textos profundos, que queremos anécdotas y no fundamentos, que preferimos el chisme y la nota rosa, roja y amarilla. Y para muchos sí, pero no para todos. Hay una parte de lectores que sí les gusta leer textos completos, con fundamentos y que hablan de algo diferente, estos son los lectores de La Zona Sucia, con quienes estamos muy agradecidos.

Este primer año nos ha demostrado que no somos los únicos dos locos que les gusta escribir y hablar sobre música y cultura; que hay otros que comparten esta necesidad y gusto por compartir lo que nos apasiona con los demás. Hoy en día, cuando todo está al alcance del click, es necesario también ir contra corriente y hacerle frente a la inmediatez del ritmo de vida en que vivimos. Eso también es una postura.

Y después de un año, refrendamos nuestra postura: Decidimos hablar y escribir sobre lo que otros no quieren ver; disminuir la velocidad y conducir con destreza la parte del camino por donde otros pasan sin mirar. Esta es nuestra zona sucia.