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Musique de merde


La música en tiempos de coronavirus. Parte 2: Que el barco no se hunda.

Estamos en tiempos de retos enormes para la industria musical. Por eso, tanto las plataformas digitales, como artistas y público, tenemos que buscar nuevas formas de consumo.

OPINIÓN

Muchos pensarían que la crisis actual puede ser momento fortuito para que la gente escuche más música. Sin embargo, según algunos números que han presentado plataformas como Spotify o Deezer, esto no ha ocurrido. Al contrario, el número de reproducciones ha disminuido desde que la pandemia del coronavirus se ha hecho presente.

Diego A. Manrique ya lo señaló en su columna el hecho de que la música la utilizamos para que nos acompañe en nuestras actividades diarias, ya sea en los traslados o durante las horas laborales. Pero al estar en casa, ocupándose también de los hijos, la atención ha migrado hacia otras plataformas como Netflix.

Aurélien Hérault, directivo de Deezer, dice que han detectado cómo hay una baja de consumo de contenidos de su plataforma, pero en un lapso de diez días estas se re acomodan. Menciona que es porque la gente se tiene que ir acostumbrando a su nueva vida “solitaria”. Diego Burgos, gerente de Deezer para Latinoamérica, señala que no solo ha cambiado la cantidad de reproducciones, sino el contenido que se está consumiendo. Si antes había una atención centrada sobre los 50 más escuchados o las top list, ahora la gente está consumiendo música que no tiene que ver con “lo más sonado”. Es decir, música menos mainstream. 

Algo que ha influido en esto son las nuevas dinámicas en relación a los conciertos o transmisiones que están haciendo los músicos. Se ha detectado que quienes transmiten en vivo desde sus casas u otros espacios, presentan un incremento en las escuchas de su música en las plataformas digitales. Hasta aquí todo bien, pareciera un ajuste del destino o karma musical de darle su lugar a la música menos comercial; sueño de muchos músicos y melómanos.  

Bajo esta percepción muchos músicos han aprovechado para darle movimiento a las plataformas digitales o canales propios ya que ante la cancelación de conciertos estas se han vuelto en el único “escenario” disponible. Se hacen campañas como la de “Tú me sigues, yo te sigo” para acumular visitas a sitios como YouTube e intentar monetizar algo con la música propia. Algunos músicos hicieron una petición para que Spotify triplique las regalías. Y sin duda, el músico en esta situación queda desprotegido. 

Estamos tratando de que el barco no se quede vacío, pero no nos hemos dado cuenta de que este podría hundirse. (…) Nos estamos preocupando por ver cómo monetizar y sacar un provecho económico sin pensar que en un corto tiempo muchas personas ya no podrían pagar una membresía de Spotify o de Deezer

Sin embargo, hay algo que no estamos observando. Estamos tratando de que el barco no se quede vacío, pero no nos hemos dado cuenta de que este podría hundirse. Con esto me refiero a que nos estamos preocupando por ver cómo monetizar y sacar un provecho económico sin pensar que, si esta crisis sigue como va, en un corto tiempo muchas personas ya no podrán pagar una membresía de Spotify o de Deezer o de cualquier otra plataforma, incluyendo Netflix. 

A las plataformas digitales no les pega negativamente que haya menos reproducciones, lo que realmente les perjudica es perder suscripciones y esto ocurrirá gradualmente. Muchas de ellas pueden funcionar en formatos gratuitos, pero es gracias a los patrocinios de empresas que pagan publicidad. Sin embargo, la lógica indica que, a este paso, con las perdidas de empleos, cierres de negocios y baja de ingresos, la publicidad pagada también se verá afectada. Entonces en un escenario posible puede ocurrir que haya plataformas que ya no puedan contar con la misma publicidad. 

Estamos ante un reto enorme: cómo lograr que el barco musical no se hunda. Para eso, tanto las plataformas digitales, como artistas y público, tenemos que buscar nuevas formas de consumo. Con esto me refiero a dinámicas que vean primero por cómo mantener la atención de la gente en la música, la cual ha sido reducida por lapsos, y entonces después pensar en monetizar. Como declaró Fito Páez hace unos días: se trata de hacer algo alejado del espectáculo. Muchos nos dedicamos a esto y estamos preocupados por nuestro futuro, pero algo es real sobre la música, ese barco de la vida, y la crisis que vivimos actualmente: El barco, si se hunde, lo perdemos por completo, y con ello la posibilidad de mostrar lo importante que es la música para la sociedad.

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