rené residente
COLUMNAS   

Musique de merde


René

No podemos andar convenciendo a nadie sobre si una canción es buena o mala. Residente bajó los brazos, se expuso y muchos conectaron con ello. Si es real o no, será una decisión que cada quien tome al escucharla.

OPINIÓN

Quienes nos dedicamos a hacer canciones sabemos que muchas veces estas son una especie de salvavidas. La barca en la que buscamos llegar a puerto cuando sentimos que naufragamos. Por esa razón es que muchos artistas vuelcan sobre ellas sus miedos, dolores, frustraciones, alegrías, recuerdos, anhelos y más sentimientos propios. Lo hacemos para no ahogarnos. Es nuestra válvula de escape.

René, mejor conocido como Residente, acaba de lanzar una canción que, por lo que menciona en toda su letra y en algunas entrevistas, ha sido justo eso: un salvavidas para él en un momento donde se sintió muy vulnerable. La canción tiene tono biográfico y en ella se abre de capa; muestra la parte más humana del artista, la que duele, la que siente, la que le pesa el disfraz. Es a partir de eso, de abrirse de capa, que la canción ha logrado muchísimas reacciones apenas a unos días de su salida.

El comentario que más veces he leído y escuchado es que se trata de una “obra de arte”. Lo cual podemos interpretar como algo que conmovió porque, cuando hablamos de una obra de arte, pensamos que es aquello que nos conmueve y nos lleva casi a las lágrimas de la emoción. La canción de Residente hace eso: conmueve. Sin embargo, está lejos de ser una obra de arte. Sí es un ejercicio de claridad, de transparencia emocional digno de reconocerse. La honestidad de las palabras ahí escritas solo las conocerá él, y tal vez algunos a su alrededor, pero nosotros no. A nosotros nos queda recibir la canción y acomodarla a nuestro contexto, vida o realidad. De ahí que a algunos les parezca lo más honesto y la aplaudan y a otros les parezca algo creado a priori para provocar emoción.

Desde luego que ayuda el que sea Residente, y su fama mundial, lo que hace que este tema llegue a millones de personas. Pero no es el único que se hace en este tono confesional. Hay muchas canciones que lo han hecho antes, aunque no por eso podemos decir que esta no sea buena. Al contrario, es muy buena y a partir de ahí sería positivo que quienes la escuchen supieran que hay muchas canciones de este tipo con las que pudieran identificarse o que muestran el lado más vulnerable de un artista.

Entre esas canciones podemos mencionar tres que se me ocurren rápido: “El Cantante”, hecha famosa por Héctor Lavoe, “Al lado del camino”, de Fito Páez y “Humo” de Jarabe de Palo, por mencionar algunas.

Si es real o no, será una decisión que cada quien tome al escucharla. No podemos andar convenciendo a nadie sobre si una canción es buena o mala. René bajó los brazos, se expuso y muchos conectaron con ello. Es algo básico: si tú te sinceras con los demás, es más fácil que estos también bajen los brazos. Además, esta es una prueba del poder que tienen las canciones cuando se juntan música y palabra en un mismo canal.

Desde luego que podemos cuestionar el hecho de que sea un sencillo y tenga toda una campaña promocional a su alrededor, pero, ¿por qué habría de esconderla? No es un documental como para verificar lo dicho, es una canción y en ella hay una letra poderosa con palabras muy bien articuladas en el mensaje que nunca cae en los lugares comunes. Esa es una muestra de lenguaje y de talento. Quedémonos con la canción. «René». René es una persona, una canción. Residente el personaje que la lanzó.