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Guns N’ Roses: La bala que aloja la nostalgia

Dos años después de su reconciliación y como parte de la gira Not in This Lifetime, Axl Rose, Slash y Duff McKagan pisaron nuevamente Monterrey en el festival Mother of All. La última vez fue en 1993, poco antes de que los problemas intestinos mandaran al carajo a “la banda más peligrosa del mundo”.

El escenario se oscureció. Y entre la gritería, el olor a cerveza y la expectativa sonó «It’s So Easy». No era el Monsters of Rock en Inglaterra, no era 1988, ni era el slam de 100,000 personas que aplastó y asesinó a dos fanáticos. Éramos Monterrey, 30 años después, y Guns N’ Roses ya tenía su lugar ganado en la historia.

Mother of All lo hizo posible. Dos años después de su reconciliación y como parte de la gira Not in This Lifetime… Tour; Axl Rose, Slash y Duff McKagan pisaron nuevamente tierra regia. La última vez fue en 1993, poco antes de que los problemas intestinos mandaran al carajo a “la banda más peligrosa del mundo”.

23 años después del último concierto en el Use Your Illusion Tour, en el Estadio de River Plate, Axl, Slash y Duff retomaron juntos la historia de Guns N’ Roses. Ya sin poses ni disturbios, monetizando esa leyenda negra de excesos, violencia, sexo y rebeldía de estos vándalos de West Hollywood.

Resurrección del Mother of All

El 26 de septiembre del 2017, la salud de Steven Tyler obligó a Aerosmith cancelar sus presentaciones en Brasil, Chile, Argentina y Monterrey. Dejando en estado de coma la primera edición del Mother of All Rock Festival.

La empresa Zignia Live se movilizó para conseguir otro headliner del mismo calibre; esto con el tiempo encima, muchos boletos vendidos y la molestia de los fanáticos.

Finalmente, el lunes 2 de octubre, anunciaron que no habría reemplazo, se mantendría el cartel original con Def Leppard y Alice Cooper como estelares. Ofrecieron compensaciones y reembolsos del boleto. A pesar de la incertidumbre, el festival siguió en pie. En el 2018 tendrían el viento a favor.

El 11 de julio se anunció que Guns N’ Roses encabezaría el festival en su edición 2018. La expectativa por recibir a la banda californiana, con su alineación original (salvo por el batería Steve Adler y la guitarra de Izzy Stradlin), se hizo viral en redes sociales.

La espera concluía

Después de las actuaciones de Garbage, Wolfmother, Sammy Hagar y Whitesnake, tocaba el turno a Axl y compañía. Guns N’ Roses salió al escenario del Mother of All a complacer, a gustar a sus fanáticos, a cantar un setlist a prueba de balas.

“Mr. Brownstone” y “Chinese Democracy” fueron la introducción para “Welcome to The Jungle”, delirio auditivo y emocional para quienes hicieron del Parque Fundidora el vehículo de su nostalgia.

La genialidad recayó en Slash, el mítico guitarrista de Hampstead, Londres que irrumpió en la escena internacional con el Appetite for Destruction de 1987.

Su solo envejece bien, es un guitarrista en forma que supo trascender a pesar de la pesada sombra de Axl Rose. Libró los excesos, murió de sobredosis por 8 minutos y regresó del más allá para convertirse en un ícono.

“Estranged”, “Rocket Queen” y “You Could Be Mine” le dieron forma al hard rock de esa noche, un concierto en el que los fanáticos fueron tan protagonistas como los rockstars. “Civil War” y “Sweet Child O’ Mine” dieron paso a la mítica “November Rain”. La gente levitaba.

Del poder vocal de Axl Rose queda poco, se adivina en su canto lo que alguna vez fue. Juega con su volumen, se adapta a sus nuevas circunstancias, no alcanza muchas de las notas y su agilidad sobre el escenario dista mucho de lo que era. Aun así, ese gordo forajido de Indiana dejó rendido al público regio.

La inmortalidad de Axl Rose no se consumó. La historia del rock seguramente lamentará que su bello cadáver no quedara tendido, con un hueco en la cabeza, en el suelo de algún motel. La edad lo alcanzó igual que a nosotros, tal vez peor.

En esta última gira, Axl comienza puntual sus conciertos, no golpea fanáticos ni provoca disturbios. Su bipolaridad quedó en los anales del rock. Sus desplantes, como cuando obligó a la banda a cederle los derechos intelectuales del grupo, o cuando se negó a salir del camerino hasta que Slash se “disculpara ante el público por sus adicciones”, quedaron en las anécdotas de quien, enfermo de poder, tuvo el mundo en sus manos.

Después de cerrar con “Nightrain” y apagar todas las luces, la exigencia del encore fue satisfecha, y de qué forma, contundente… brutal.

“Patiente” y “Don’t cry”, seguidas de “Seeker” y “Paradise City” hicieron explotar en luces, pirotécnica y humo el escenario del Mother of All. Todos fuimos jóvenes, pendencieros, adictos y alcohólicos perdidos por 3 horas. Monterrey fue West Hollywood. El escenario, portal dimensional.

Guns N’ Roses hizo suyo el Mother of all Festival Rock 2018 y dejó la vara muy alta para el siguiente line up. Hace unos años parecía imposible presenciar en nuestro estado un concierto así. Enhorabuena, a todos los que nos llevamos un pedazo de historia esa noche.

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