En el 2016, Llovizna, el álbum debut de la banda, tomó por sorpresa a la escena regiomontana que descansaba en otros sonidos y tribulaciones. La carga de psicodelia, elementos folk y misticismo conducida por el entonces cuarteto y por sus enérgicas presentaciones en vivo, trazaron una línea de calidad dentro de la escena musical, aclareciendo el panorama del «rock» pero condenando a la banda a repetir el sonido de su debut por motivos comerciales. Afortunadamente, esta condena no pasó.
Dos años después, la banda (ahora dueto) lanzó Superficie de Uso Mixto Vol.1 un EP de 4 temas que dejó ver un ardor por la música electrónica y la ambientación que ya algunos miembros estaban desarrollando y que solo eran latentes dentro de sus presentaciones en vivo. Este material, ajeno a las predicciones, brindó una mirada más amplia de las latitudes de la psicodelia y los intereses sonoros en las que se encontraban deambulando (tómese como un ejemplo el bolero psicodélico «Ráfagas»).
Ahora con Presentes Oblicuos la banda liderada por Patricio Coronado, destruye una vez mas la expectativa (nadie me obligó a tenerla) y muestra a la banda en un sentido más cercano de la creación y concepción dentro de su línea psicodélica. Bajo una especie de visión, Coronado se reúne con Ricardo Antúnez (Los Mundos), y Feliz Ponce (DEHUS) en un estudio montado en Santiago, Nuevo León para realizar una sesión de improvisación, donde implementaron y alternaron instrumentos como samplers, loops y secuenciadores, así como balafón, kalimba, cencerros y relojes.
También, crearon un instrumento virtual llamado «perpetua», un plugin generador de información midi para cajas de ritmos que utilizaron en el tema «Valores Aleatorios». La voz en este álbum se une a la instrumentación en forma de coros, susurros y grabaciones. Esta sesión de tres días, dio luz a más de ocho horas de grabación. Dicho material fue posteriormente seleccionado, editado y resignificado por Coronado y Carlos Edelmiro (Sine Wavelover), actual colaborador de la banda.
Distinto a una sesión en vivo, el álbum muta constantemente entre texturas electrónicas («Posnatural», «La Ira de las Máquinas»), carreteras áridas de krautrock («Seré Velocidad», «Ruinas») y aleatoriedad digital («Valores Aleatorios», «Lejanas Tribus»), mostrando a la banda en uno de sus mejores «presentes» en cuanto a creatividad y ejecución, todo desarrollado en su concepto de tiempo, naturaleza, repetición y psicodelia.
Por otro lado es (hasta ahora) su trabajo más conceptual, y la carencia de una estructura pop y letras (por ser una improvisación) puede confundir a quien lo tome como un álbum de entrada hacia la banda o peor aún a alguien que busque regocijarse en los laureles de solos de guitarra y letras oníricas.
Pirámides es una de las bandas que no puedes tomar por servidos ni tratar de predecir (escuchar «Malas Costumbres» con Sentidos Apuestos), solo queda esperar otros «presentes» en el futuro para poder tener una luz más amplia en su trabajo y solamente así saber si todo lo anterior es cierto.
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