bad bunny x 100pre

Bad Bunny – X 100PRE


Rimas Entertainment, 2018
Puerto Rico

RESEÑA

Pocas carreras tan frenéticas como la que ha llevado a Bad Bunny (Benito Antonio Martínez) de ser un joven empleado de supermercado en su natal San Juan a una superestrella del trap en apenas dos años. Cosas que suceden en la era veloz del Instagram y el streaming

Su primer ramillete de hits y featurings lo posicionaron como el producto más caliente de la música urbana latina. Ahora, con X 100PRE, lanzado en Nochebuena, pone las cartas sobre la mesa. No estamos ante un simple intento de destrozar charts, likes y shares y luego pasar al olvido. El boricua reclama su lugar en la mesa donde Rosalía y J Balvin ya se supieron sentar. Es un disco hecho con inteligencia y lleno de recursos.

Y ante todo, un disco. En una época en la que la fragmentación de la música parece ser un camino de ida, la apuesta por la larga duración y por crear una obra coherente y con sentido es una declaración de principios. El disco como obra y como formato nunca va morir. Ni siquiera en el pop más global y masivo, donde estará reservado  los que buscan ese “algo más”. Es un estándar inevitable. Y Bunny tuvo que pelarlo: Ante la negativa de su disquera Heart This Music de lanzar un LP, sacó X 100PRE bajo sus propias reglas.

Y agregamos: un disco largo. Es complicado mantener el nivel a lo largo de 15 tracks, pero a Bunny le queda corto. De la mano de su productor, Tainy, se mueve con soltura por una andanada de géneros (synth-pop, el moombahton de Diplo, guitarras à la happy punk, aires de bachata) que trascienden el mero trap y reggaetón, y llenos de ganchos sin sonar precisamente radiales. Tracks que van mutando con cambios de mood y de estilo, sin abusar de los featurings. Apenas la dulce voz de Ricky Martin en “Caro”, el endiablado dembow de El Alfa en “La Romana” y la presencia de Drake en “Mía”, uno de los tracks ya conocidos, y acaso el tema menor del disco.

En cuanto a las letras, X 100PRE entra a la perfección en el síndrome del “segundo álbum” (en su caso el primero, teniendo en cuenta todos sus singles previos), una narrativa clásica en la música pop: centrar la lírica en los problemas de la fama, sus excesos y sus vacíos. Pero su narrativa es honesta y cruda. Entre tracks empoderados y empoderizantes (“Caro”, “Sólo de mí”, “Estamos bien”, y la autobiográfica “Bichote”), también nos muestra una visión nostálgica por ese pasado y ese Benito Antonio que quedó debajo de los autos, la ropa cara y las joyas (“RLNDT”, “Otra noche en Miami”, “Como antes”).

Hace unos meses, Bunny le dijo a la revista Complex: “El día que yo haga un disco es para demostrar quien soy y lo que voy, lo que puedo hacer. No voy hacer una canción por hacer una canción. El día que yo haga un disco es pa’ que la gente sepa quien es Bad Bunny”.

Ese día, afortunadamente, ya llegó.