courtney barnett rock
COLUMNAS   

Musique de merde


El regreso del rock

Hacer un disco de buenas canciones, esas que le ganan el paso al tiempo, se puede convertir en algo transgresor. No es necesario buscar el hilo negro. Hacen falta canciones donde nos encontremos los demás, y en las que se refleje lo que pensamos en silencio mientras pasa la vida.

OPINIÓN

El pasado 2018 fue un año en el que la música urbana logró una atención más que notoria a nivel mundial. El reguetón dio paso al trap y muchos raperos y reguetoneros comenzaron a transitar ese camino de frecuencias graves y lentas. Otros artistas buscaron la manera de utilizar esta música como un elemento más de su propuesta llevándolo a terrenos insospechados, como Rosalía, quien lo fusionó con el cante flamenco. Discos como el de Bad Bunny y J. Blavin han vuelto locos a los críticos y lograron la recomendación de éstos porque mostraron que el género aún tiene otras posibilidades creativas y no cabe todo en el mismo costal. Es decir, que incluso en el reguetón hay diferencias de calidad entre unos y otros.

Pero hubo también otra vertiente que tuvo muy buenos resultados durante el año pasado y fue la relectura y apropiación del folclor, es decir, la música tradicional de alguna cultura. Eso sucedió mucho en Latinoamérica, con discos como el de Gepe o el de Sofía Viola. También en España con Los Hermanos Cubero y el Niño de Elche, quien saca un disco muy heterodoxo de cantes flamencos.

En algunos casos la modernidad y la tradición se fusionaron, como lo hizo Chancha Vía Circuito, Elza Soares o la misma Rosalía. Y si algunos años atrás se decía que la mirada estaba puesta en el pasado, emulando los sonidos y la estética de la década de los sesenta o setenta, durante el 2018 la mira pudo estar dirigida hacia un rango muy específico: el presente, el aquí y ahora. No hubo planteamientos futuristas y lo vintage se quedó un paso atrás. Dejó de buscar un lugar en el pasado y se abrazó a la tendencia, buscando la originalidad en la pérdida de prejuicios. Podríamos decir que el 2018 fue un año en el que se sugirió la apretura musical más que en ningún otro.

Pero también hubo cosas muy interesantes en los terrenos del rock. El disco de la australiana Courtney Barnett captó una esencia áspera y guitarrera que hace pensar en la vuelta del rock básico, con actitud. Y si de actitud se trata, Marilina Bertoldi lanza su disco Prender un fuego, el cual es nombrado en el diario Página 12 como el mejor disco de rock argentino del 2018 según los propios músicos. Dos artistas femeninas que vienen a poner la actitud necesaria en el rock. El disco de la banda punk rock española Ilegales da la campanada con su Rebeldía, una producción tan necesaria en tiempos donde poco se cuestiona mediante las letras de las canciones. Y los mexicanos de La Barranca demostraron lo que es hacer rock en un país donde a este género lo saturaron de sintetizadores y melodías bonitas.

Entonces, ¿qué podríamos esperar para el 2019? Es posible que una reafirmación de lo que somos, musicalmente hablando. Los distintos géneros regresaran a buscar los elementos básicos que lo conforman y le han dado una identidad propia. Las guitarras y el rock regresarán porque es necesaria una catarsis que nos permita digerir la ola de lo políticamente correcto que nos ha arrastrado últimamente. Es necesaria la ironía, el desparpajo, la incomodidad y ese grado de rebeldía que el rock hace mucho dejó de tener, pero que solo se puede encontrar en él.

Si hay una puerta abierta para el rock es la de este año. Y con esto me refiero a que las bandas de este género deben tomar la responsabilidad histórica que les corresponde, dejar de quejarse y hacer discos memorables. Hoy en día hacer un disco de buenas canciones, esas que le ganan el paso al tiempo, se puede convertir en algo transgresor. No es necesario buscar el hilo negro. Hacen falta canciones donde nos encontremos los demás, y en las que se refleje lo que pensamos en silencio mientras pasa la vida. Porque si queremos que la música tenga el lugar que le corresponde, y en muchos sentidos el lugar que le corresponde históricamente al rock, es necesario contar historias donde la gente se encuentre. Hace mucho que el rock dejó de ser el reflejo de una generación, este año podría ser el momento de recuperarlo.

Tecladista y compositor del grupo Inspector. Periodista cultural. Ha escrito para medios como La Rocka, ABC y Zona de Obras. Es director de La Zona Sucia.