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#Reflector: Cadereira

Cadereira es el soundtrack de un Torreón a medio camino entre el culto a la cumbia lagunera y las referencias globales del género.

Es una época difícil para montarse en la ola de la cumbia. Tan fuerte es el empuje de las músicas urbanas, el reggaetón y el trap, que la cumbia tuvo que ceder espacio y replegarse en sus cuarteles. Pero cada tanto algo despunta y llama la atención.

La muestra ya la dió Argentina hace algunos años. En este lado del mundo seguimos hablando de “cumbia villera”, una etiqueta vacía por más que Pablito Lescano siga llenando boliches todos los fines de semana. Pero una de las curiosidades de esta década que está por cerrar, casi tan fugaz que hasta ya pasó de moda, es la cumbia cheta.

Chetos, que en mexicano sería el equivalente a “fresas”, son aquellos chicos de clase alta, de colegio católico y club de rugby, que un día se dieron cuenta que también podían tocar cumbia. ¿Por qué no? Así surgieron bandas como Agapornis, Los Totora o Los Bonnitos, que encendieron las bailantas argentinas, conviviendo con la cumbia “popular” de Damas Gratis, El Pepo o Mala Fama. Hay quienes los aman. Otros tantos los odian.

Pero antes de que la cumbia cheta se hiciera masiva, ahí estaba un mexicano absorbiendo toda la movida. Era Marcelo Gamboa, torreonense, un prófugo del rock (Glamour Dinamita) y de la ingeniería electrónica. Tras visitar Argentina por unos meses, regresó a México intentando romperla en la escena rockera capitalina con La Serena Morena. Pero fueron sus temas de cumbia los que poco a poco comenzaron a alborotar a la internet.

El primer álbum de Cadereira, su proyecto solista, se llama El Baquetón Vol. 1 (2012). Todavía era demasiado deudor de la cumbia villera, con un sonido basado en los sintetizadores y una base rítmica poderosa. Nada muy novedoso, nada más allá del montón de bandas de inspiración argentina que han surgido entre las hinchadas regiomontanas de unos años a la fecha.

Tomó unos cuantos años y un regreso a Torreón para ir refinando el proyecto. El Baquetón Vol 2 (2016), nos muestra un Cadereira con voz propia. Gamboa dejó de obsesionarse con sonar villero y puso atención a lo importante: las canciones. Incorporó a su lado a un músico todoterreno como es Raúl Jáquez y logró un disco que causó revuelo en la Comarca y nos retrotrae a los golden years de Apache y Chicos en los noventa. Pero ojo: cheto.

La lección sudamericana de Cadereira es que la cumbia no tenía porqué ser sólo el emblema del Torreón cholo. Quizá Cadereira es el soundtrack que Torreón necesitaba en una época de resurgimiento luego de los años más cruentos de la violencia del narcotráfico. El regreso de la fiesta en la ciudad. Con un pie en el culto a la cumbia lagunera, pero con el otro en las referencias globales de la cumbia contemporánea.

Así como los pibes del club de rugby quieren bailar igual que en la villa, los mirreyes de la colonia fresa y los hipsters también quieren divertirse. Y qué mejor que hacerlo con un discazo demoledor. El humor de Marcelo Gamboa se ve reflejado en temas hechos para corear hasta el cansancio. “Guerita cumbianchera” y “Yoga Pants”, son tan picantes como inolvidables.

Pero El Baquetón Vol 2 no es estrictamente un disco de cumbia. Gamboa navega con soltura entre el reggae, (“Todo el día”, “Morena deliciosa”), el R&B (“Igual que yo”), y el folk-pop (“Maestra de sexto”). Tampoco se olvida del boom lagunero por la banda y llega a buen puerto con “El Camarada”, de aires sierreños.

Después del Baquetón, Cadereira ha ido hilando un par de hits más (“Chica HEB” es un temazo para romper la radio); su más reciente release lleva por título “Bocadito”, y es una deliciosa chicha peruana con una guitarra psicodélica a cargo de Jaquez. La sensación que nos deja es que lo mejor de la banda torreonense está por venir.


Cadereira se presenta el 10 de mayo en el cierre del Festival Lerdentino en Ciudad Lerdo, Durango (Plaza de Armas) y el 31 de mayo en Nodriza Estudio en Monterrey, Nuevo León.